lunes, diciembre 12, 2016

DICIEMBRE: ESTRELLAS EN EL CIELO

Recibido de Marcelo Sepúlveda Oses el 12 diciembre 2016
fotomarcelo

Cuando la existencia humana parece verse agobiada por el materialismo compulsivo, el individualismo extremo, el odio, la guerra y la violencia; cuando la batalla contra el cambio climático y la contaminación de nuestro planeta parecen perdidas, cuando el amor auténtico parece recluido en el desván, cuando la caridad asemeja un compromiso social, cuando asistimos a actos de muerte y no de vida, volvemos la mirada hacia el Niño Dios que nace en Belén para buscar la trascendencia del espíritu, la concordia, armonía y paz.

En los tiempos que corren, no nos permitamos abandonar la bondad, el aprecio por el otro, el diálogo para resolver los conflictos, la paciencia para aceptar al próximo; apreciar este mundo donado en gracia a la humanidad, cuidar nuestro entorno, proteger a cada ser de la creación, privilegiar el uso racional de nuestros recursos naturales y heredar a las nuevas generaciones un planeta en equilibrio y una mejor existencia.
Cuando miro al cielo, en este último mes del año, las estrellas parecen al alcance de la mano y la luna un espejo donde admirar la lejanía del tremendo universo. Cada estrella resguarda secretos insondables para nuestra mente limitada, el lucero de la mañana escolta nuestro despertar y el Padre Sol obsequia vida por doquier.

Diciembre es Navidad y Año Nuevo, es tiempo de paz, de obsequios y buenas intenciones, de abrazos honestos y sinceros, es observar a los niños deslumbrarse con un humilde juguete, es planificar el tiempo por venir, es soñar con un mundo mejor, entonces, démonos un minuto, después del atardecer, para admirar el cielo y aquel cuadro pintado por la mano de Dios.

Enseñemos a nuestros niños y jóvenes el respeto y la solidaridad, a comprometerse con el hermano que sufre en esta sociedad agresora, convulsionada, egoísta; a resguardar todo forma de vida y cada reino en este planeta, sólo así, podremos continuar observando el espacio inconmensurable, aquella estrella, que de una u otra forma, nos ampara desde el infinito.

A veces, argumentamos falta de tiempo, medios económicos, conocimiento y otros tantos, para no resguardar nuestro medio ambiente y acompañar a nuestros congéneres en sus dificultades y zozobras, entonces, hoy es tiempo de mirar a nuestro alrededor, de hacernos partícipes en cada uno de los avatares de la existencia humana terrestre, cada uno y cada quien, debe asumir una tarea vital para proyectar a la humanidad en el futuro del largo plazo. Aquello que sembramos hoy puede ser cosecha abundante en el porvenir.

En algunas oportunidades, nos sentimos deprimidos, abandonados, desprotegidos y a la deriva; se nubla nuestro horizonte, descuidamos la sana convivencia, aceptamos el miedo y el terror como actos gratuitos del tiempo en que habitamos, parecemos perder el rumbo y la brújula, satisfacemos nuestros mezquinos deseos de poder, dinero y fama, sin importar cada consecuencia o  la vulneración de los derechos del otro.

Mañana, al amanecer, frente a mi cordillera inmaculada o  frente a la costa pacífica de mi océano intranquilo, tendré tiempo para buscar sanar las heridas, quizás reinventar mis propósitos, proponer nuevos objetivos, idear teorías y alcanzar conclusiones o síntesis argumentales. Quizá, develar algún secreto particular de la convivencia en comunidad, dejar volar la imaginación para alcanzar aquel Paraíso o Edén dado en gracia que se nos ofreció.


Es una sana virtud admirar el cielo poblado de estrellas o el claro día escoltado por el señor padre sol, regalarnos el tiempo nuevo para ser mejores personas en un mundo convulso y en constante cambio y trasformación. Es tiempo de paz, armonía y concordia.

Marcelo Sepúlveda Oses

No hay comentarios.: