martes, noviembre 20, 2012

AGUARDEMOS SABIA ESPERANZA: ÉPOCA DE ENCUENTRO

Recibido de Marcelo Sepúlveda Oses el 20 Noviembre 2012
fotomarcelo

Alejemos de nuestra vida desesperanza, desánimo y frustración para acumular propósitos, proyectos y planes de futuro. Es muy probable que alguien manifieste su total desacuerdo con tal afirmación; quizá, argumentando razones valederas, como por ejemplo: Carencias económicas, necesidades sociales, culturales o de otra cualquier índole. Es dable, también cuestionarse: ¿Qué razones ciertas tengo para pensar en un futuro esplendor…?

A mi modesto entender y dejando a una parte el factor consabido de la inequidad en la distribución de la riqueza en Chile y el planeta al que nos hemos referido en artículo anteriores, cada ser humano debe asumir el porvenir, intentando, albergar deseos de buenaventura y éxito en la tarea u oficio que le corresponda vivir.

No pretendo desconocer la injusticia u otros males que abundan en el medio social que habitamos, más aún, sufro el desconsuelo de ver y escuchar a mis hermanos en el dolor, las necesidades apremiantes, la congoja del hambre, la miseria escondida en el horror de una guerra, la falta de oportunidades. Entonces, en el resguardo de la enseñanza de Jesús o en la entrega absoluta y desinteresada del Padre Alberto Hurtado y tantos y tantos hombres y mujeres de bien, podemos descubrir el rostro herido del que no descansa, del que reclama entre lágrimas un trozo de pan o un vaso de leche a medio servir. Ante la experiencia brutal del más desvalido, el marginado y excluidos en el mundo contemporáneo, no podemos cerrar los ojos y permitirnos no escuchar su reclamo. Somos un ser de la creación, semejante a cualquier otro que merece ayuda, reconocimiento, acompañamiento y palabras dulces de amor sincero. Propongo una sociedad más humana con el que sufre, más solidaria y caritativa ante los apremios de la cesantía, la orfandad de niños y jóvenes, la falta de oportunidades, el desprecio por la pobreza, la humillación ante la mendicidad, el imperio del mercado dónde coexisten la opulencia y el lujo en oposición a quienes nada tienen y deben escarbar la basura en búsqueda inquieta de algún alimento.

Pero, más aún, en prioridad, nos hace tanta falta: Esperanza. Aguardar tiempos mejores, cosechar buena fe, amar al prójimo (aquel que está a mi lado sin obligación de conocerlo siquiera) sólo, develar un espíritu santo que presta colaboración y consuelo cuando la vida parece agredirnos sin misericordia.

Si todos, ricos o pobres, educados o incultos, humildes o poderosos hiciéramos carne aquella premisa básica: “Todos somos iguales a la vista de Dios” seguramente, aliviaríamos la pesada carga que deben sostener la mayoría de nuestros congéneres.

¿Dónde están los postergados? ¿Dónde habitan los miserables minusválidos? ¿Cuál o cuáles son sus necesidades más urgentes…? Como respuesta, de pronto, se nos aparece la televisión abierta ofertando mundos de fantasía; biografía de seudo-famosos que ofenden y desgarran el corazón de la patria, comidillos, cuchicheos, infidelidades, peleas y deslealtades. Allí, en el acoso de un mundo irreal, en la omnipresencia de la ignorancia, también se subordina la pérdida de esperanza.

Todos somos responsables, cuál más, cuál menos, del advenimiento de un mundo donde no existen planes y proyectos genuinos y de largo plazo para superar la pobreza de manera orgánica, honesta y ordenada.

Amigos y amigas, ser pobre es una lacra y estigma en este universo, condición indeseable, pero que nadie a elegido según su voluntad. Si se es pobre, te encuentras marginado por condición natural: Menor acceso a la educación, a una atención oportuna en salud. Proscritos ante el uso del tiempo libre, sin derecho a la entretención, sin horizonte válido de mejor oportunidad….

Pero ante tanta y tanta falta de esperanza, siempre es dable acurrucar, como un tesoro, un chispazo de fe y uno o muchos y miles de sueños. Este mundo puede y debe continuar siendo un lugar digno donde habitar y una comunidad en paz y armonía.

Marcelo Sepúlveda Oses

No hay comentarios.: