martes, junio 30, 2009

UNA OPINIÓN / EL SIGNIFICADO DE LOS CAMBIOS
Enviado por Luis Espinoza Olivares el 29 Jun 2009
El significado de los cambios. La infinita posibilidad del cambio como actitud de vida es totalmente legítima, siempre que haya una línea de respeto a nuestros principios de vida… En un mundo tan variable, donde lo nuevo al nacer ya empieza a ser viejo y obsoleto, solo la firmeza de principios nos hará mantener el equilibrio entre la permanente necesidad de cambios y la necesaria preservación de estilos de vida basados en un proyecto que nos permitan asumir nuestra vida con dignidad…
Si Ud. piensa como era el mundo hace cinco años, o hace diez, veinte o más, comprenderá la radicalidad con la que han ocurrido los cambios en nuestra vida: cambios sociales, políticos, económicos, científicos, tecnológicos que no solo han estructurado a la sociedad de una manera totalmente diferente, sino que han hecho del ser humano un ser absolutamente distinto al que pudo haber existido
en cualquier otra época de nuestra Humanidad.
¿Evolución o involución humana? Cada persona debe tener su propia respuesta, conforme a sus particulares experiencias individuales y sociales. Solo diremos que ésta es una época con características definitivamente distintas a todas las anteriores, por la forma de ser, pensar y actuar del ciudadano contemporáneo.
Como una de las particulares características de nuestra actual época se menciona el “relativismo”, con todas las implicancias que ello pueda tener. Hoy todo es relativo, nada es absoluto. Compruébelo… En política Ud. puede esperar cualquier alternativa, incluso las más inimaginables… Los viejos principios políticos han sufrido mutaciones que nadie se habría imaginado: a partir de la caída del muro de Berlín, el escenario mundial es asombroso. En la Economía se observa el mismo fenómeno, baste observar el modelo chino para comprobar en gran escala esta aseveración.
Para que hablar del uso de nuestro idioma, totalmente “mutado” hasta el extremo que las nuevas generaciones no logran comprender que la pureza idiomática es una imperativa forma de preservar nuestra identidad.
La Ciencia y la Tecnología son un capítulo aparte, ellas han revolucionado drásticamente la forma de vivir de los seis mil millones de habitantes del Planeta Tierra. Los cambios científico tecnológicos han sido los grandes responsables de la globalización (“Aldea Global”), haciendo desaparecer las fronteras geográficas, étnicas, idiomáticas. Ud. puede en este mismo minuto estar conectado con un habitante de China o Japón, a través de múltiples medios, reduciendo el concepto “distancia” a su mínima expresión.
En todas estas apreciaciones, un concepto es el denominador común: EL CAMBIO. Por ello, la gran cuestión está en resolver la interrogante siguiente: ¿Estamos en una época de cambios o en un cambio de época? Tenemos la certeza que esta vertiginosa tempestad de cambios ineludiblemente nos ha llevado al “relativismo”… Y aquí es donde debemos detenernos…
La opción de vida marcada por el cambio es totalmente legítima, siempre y cuando se tenga absoluta claridad de los motivos que lo justifican. No vale “el cambio por el cambio”, ello llevará tarde o temprano a una sensación de frustración y vacío, en la que se buscarán argumentos poco convincentes para justificarlo. El cambio nace de la necesidad de dar soluciones a los múltiples problemas que afectan al ser humano… El cambio debe ser planificado y en un marco de respeto a los principios que orientan a las personas y a la sociedad: en caso contrario, los cambios propuestos en vez de dar soluciones provocarán nuevos problemas, inexistentes antes de su implementación.
En otro sentido, los cambios de cualquier especie que se produzcan en cualquier sociedad, deben comenzar por respetar la dignidad de las personas destinatarias de ellos, respetar sus principios de vida, sus creencias, costumbres y valores, con el fin de evitar atropellos: esta es una característica esencial de nuestra sociedad humanista cristiana. Tal afirmación conduce necesariamente a la reafirmación del sentido de individualidad, remarcando el sentido de “seres humanos” trascendentes, originales e irrepetibles.
Es por lo anterior que, cualquiera sea la relevancia de los “cambios”, el ser humano debe conservar su esencial individualidad y sentido de pertenencia, descartando la pérdida de identidad por la tendencia a masificar todos sus actos. Consecuente con ello, el ciudadano actual debe evitar la tendencia al “relativismo moral”, ya que ello desperfila la solidez de sus principios de vida, que permiten que las personas encaucen su existencia en un marco de dignidad y plenitud.
Luis Espinoza Olivares

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