martes, septiembre 07, 2010

CHILE, UNA FIESTA EN EL BICENTENARIO
Enviado por Marcelo Sepulveda Oses el 06 Setiembre 2010
Primavera, cuecas y tonadas, en el aire se respira un ambiente de celebración, los chilenos cumplimos 200 años de historia independiente y soberana..
Septiembre se trasforma en un mes especial, cada ciudadano, cual más, cual menos, percibe un estado de ánimo particular. El astro rey alumbra con renovado brillo, aves y flores anuncian el próximo cambio de estación, el amor de pareja toca a la puerta de los enamorados…

Quizás, hoy por hoy, las nuevas generaciones adoptan formas distintas de celebrar, quizás la fiesta y la música encarna diversos ritmos y melodías, pero en septiembre, la cueca se instala como modo de expresión general. Quizás debiéramos rememorar los juegos populares: El trompo, los volantines, la rayuela y tantos otros. Ser público en un rodeo o carrera a la chilena entusiasma a muchos, actos y desfiles se replican en cada comuna, pueblo o villorio, los niños trenzan guirnaldas y el pabellón patrio flamea al viento digno e imponente.

Como Nación, Estado y País tenemos tareas pendientes, la distribución de la riqueza no es equitativa y los pobres continúan siendo pobres, vagabundos, mendigos y desamparados recorren las calles en busca de abrigo y alimento para sobrevivir, la delincuencia se constituye en un mal nacional, el tráfico de drogas agrede a los jóvenes y adultos, el alcoholismo se erige como enfermedad grave de consecuencias insospechadas, debemos resolver el conflicto mapuche y nuestra relación con las etnias originarias, no hemos asumido una visión global del cuidado del medio ambiente que respete el reino animal y vegetal, que cuide los biene naturales tangibles sobre todo, aquellos no renovables. Es necesario fomentar valores y buenas costumbres en nuestra vida cotidiana, fortalecer la calidad de la educación, la salud y el cuidado de los adultos mayores.
Durante el transcurso de estos últimos dos siglos, hemos realizado avances sustantivos en los más diversos ámbitos del quehacer nacional, desarrollamos la técnica y la tecnología, tenemos mejores condiciones laborales, igualdad de derechos ante la ley, oportunidades de desarrollo académico y profesional insertos en un mundo globalizado, tiempo de ocio y tiempo libre, pero, lamentablemente, no todos tienen las mismas oportunidades y así, nos fraccionamos en grupos sociales, en clases estigmatizadas de acuerdo al ingreso económico y los recursos disponibles.
Más, a pesar de los grandes conflictos y problemas no resueltos, a pesar del individualismo y materialismo compulsivo, sigo amando a mi patria, al sur del sur que se recorre desde el desierto florido en Atacama, desde valles y cuencas poblados de uvas, verduras y hortalizas, admirando los grandes ríos: el Maule, el Bio-Bío y el Calle calle, descolgando emoción ante las Torres del Paine, los canales y fiordos, mi Antártida bendita preñada de agua. Continúo amando a mi patria hecha cordillera mineral y virgen piadosa, amando mi océano, el pacífico generoso que nos alimenta. Amando a los hombres y mujeres del bicentenario herederos del siglo XXI y constructores del porvenir.

Marcelo Sepulveda Oses

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