Así como el avance de la ciencia y la tecnología es algo evidente, existen cambios sociales que, poco a poco, se van dibujando en cada comunidad de personas y que responden a variables sociológicas complejas. Entonces, tratar de interpretar las modificaciones que se producen, en relación a la vida en sociedad, puede resultar dificultoso, por decir lo menos.
Este mundo actual se ve enfrentado a innumerables conflictos y dificultades de múltiple naturaleza, aunque algunos, debido a su vital importancia e impacto social, preocupan a un amplio espectro de la comunidad.
Durante esta semana, el tema recurrente será “educación”, copará los medios de comunicación, la atención ciudadana, política y de todo orden. La discusión se dirige hacia la dicotomía: Educación privada o aquella de dependencia pública. Al respecto, se han manifestado los estudiantes universitarios reclamando por el modelo de financiamiento de la Educación Superior y el fortalecimiento de las Universidades del Consejo de Rectores frente a las Instituciones Privadas; los alumnos de Educación Media exponen sus inquietudes ante la reconstrucción de Colegios después del terremoto y la celeridad en la ejecución de los trabajos en curso o aquellos que aún no se realizan, el pase escolar para acceder al pago especial de movilización en el transporte público, la calidad de la educación y equidad ante el acceso a ésta, a ellos se suma, el Colegio de Profesores De Chile que convoca a sus asociados y todo el magisterio a una jornada de Protesta por la defensa de la Educación pública. Tantos actores sociales involucrados reconoce y plantea una situación atingente y de responsabilidad transversal para todos y cada uno de los chilenos Así mismo, debemos considerar las manifestaciones en torno a la construcción de una represa en la Patagonia, conciencia ecológica y manifestación ciudadana.
Al parecer, las mentalidades, en su estructura profunda, están exponiendo una transformación y revolución digna de análisis y revisión sobre todo a nivel de la forma de entenderse con los poderes establecidos, la legislación y el sentido ético-valórico de la actual sociedad.
Es urgente, tomar nota de tales cambios y ejecutar una lectura crítica sobre la participación de los agentes sociales en el desarrollo humano.
Para justificar esta realidad, utilizaré un ejemplo de la vida cotidiana: El viernes recién pasado tuve la necesidad urgente de realizar una transacción bancaria, me alisté en la fila a las 12:10 horas a esperar y esperar, recién pude efectuar mi trámite a las 15:40 minutos después de generarme un estado de ánimo violento, cargado de ira y frustración, trámite que requirió de tres minutos para su realización, más aún, como una burla expresa, a las 14:25 horas, un funcionario abre una nueva caja para atención, entonces, el cuestionamiento lógico viene por añadidura: A quien hacemos responsable por tal pérdida de tiempo (3 horas y media) Nos decimos “Sociedad moderna, en vías de desarrollo, tecnológica, etc.” y no somos capaces de agilizar un trámite que bien pudo necesitar sólo unos cuantos minutos, con la consiguiente pérdida de horas laborales, la gran mayoría de quienes estuvimos allí teníamos algún tipo de permiso en el trabajo, todo lo cual pareció no preocupar a los funcionarios ni a la entidad bancaria como institución, debemos acostumbrarnos, armarnos de paciencia y contemplar que ir al Banco en Chile del siglo XXI y la modernidad requiere de medio día laboral. Entonces, yo usuario y tantos otros, reclamaremos por el derecho a ser atendido eficiente y eficazmente en una institución que se autodefine de servicio a las personas.
Quizás, en una próxima visita al Banco, me ocurrirá lo mismo, volveré a denunciar este hecho por este u otro medio. No debemos permitir tal falta de respeto.
Las personas, ente social, se reúnen en acuerdo para señalar crítica y opinión ante los conflictos sociales y alguien tendrá que darnos respuesta: La educación municipal está en crisis, la atención en las reparticiones públicas es de mala calidad, acumulamos miles de horas de uso laboral en trámites interminables que se podrían, perfectamente, realizar en pocos minutos.
Marcelo Sepúlveda Oses
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