UNA OPINIÓN / LOS GRANDES DESAFIOS DE LA JUVENTUD
Enviado por Luis Espinoza Olivares el 06 Setiembre 2009
Los grandes desafíos de la Juventud. Hace muchos años, a nivel internacional se acuñó una frase que decía “Juventud, Divino Tesoro”. Ni más ni menos, eso es la juventud, un tesoro inagotable que debe necesariamente ser cuidado y orientado por las personas adultas, para asegurar que en el futuro las nuevas generaciones puedan instalar sobre la Tierra un mundo caracterizado por el entendimiento, la paz, la verdad, la justicia y el amor.
No puede ser de otra manera, el alma joven debe siempre estar buscando la verdad, como una forma de vida que no debe transarse. Pero junto a la verdad (que puede ser su propia verdad), los jóvenes deben siempre cultivar el respeto de manera incondicional, respeto hacia sí mismos, hacia los demás y hacia toda la Humanidad. Aquí estamos en un problema: muchos adultos quieren orientar a la juventud hacia ideas preconcebidas y hacia filosofías y proyectos de vida que muchas veces se quedan solo en idealismos, alejados de la esencia propia del ser humano. Es cierto que nadie es poseedor de la verdad, pero una búsqueda prolongada e informada nos puede aproximar a ella, por lo cual es necesario conocer variados pensamientos y filosofías que nos permitan un pleno conocimiento de diferentes modelos de vida que sean los más favorables al bien común y al bienestar de toda la sociedad.
Digo esto porque en la actualidad han surgido múltiples formas de convivencia juvenil, que muchas veces son solo una moda. Entre ellas están las “tribus urbanas”, las que en algunos casos han equivocado su camino pues se han desviado hacia formas de convivencia violenta. Es aquí donde deben estar los padres, los educadores y los adultos en general, dispuestos a orientar esa tremenda energía que es propia de la juventud, para encauzarles hacia formas civilizadas de interacción social.
Otros adultos, afortunadamente los menos, permanentemente agotan sus esfuerzos para llevar a la juventud hacia ideologías añejas y fracasadas, que solo han traído dolor y sufrimiento a la Humanidad. Tenemos el deber de advertir a los jóvenes acerca del significado de estas ideologías, que aún les acechan, para no repetir errores que han provocado mucho daño a los seres humanos.
El joven, como futuro ser líder y conductor de la sociedad, debe ser bien guiado y orientado, sin otro afán que el de desarrollar sus potencialidades que le permitan desarrollarse como una persona feliz e integrada al medio en el cual le corresponda vivir. Para ello, los guías debemos invitarles a salir de su propio ser para que se apropie de su realidad y tome de ella los elementos básicos que le permitan proyectar sus capacidades, al servicio de los demás. Esa es la clave, invitarles a salir de sí para iniciar su propia búsqueda: no cometamos el error de llevarlos intencionalmente hacia caminos que a lo mejor no son los convenientes para su crecimiento y desarrollo.
La proyección que los jóvenes hagan hacia su entorno a partir de su propia interioridad, necesariamente debe estar marcada por los valores anteriormente señalados: entendimiento, paz, verdad, justicia y amor, como una forma de vida intransable y que debe ser proyectada a todos quienes les rodeen.
Los jóvenes deben abrirse al mundo y éste debe abrirse a ellos. Así, apoyados y motivados por sus guías (padres, profesores), comprenderán que su realidad debe ser la verdad, la paz y el amor, y que el mundo descansa desde siempre en estos tres pilares.
Seamos generosos y capaces para señalar a los jóvenes caminos que les conduzcan a elaborar sus propios Proyectos de vida, los cuales siempre les haga sentirse felices y dispuestos a jugársela por los demás. Creemos que este es el mejor punto de partida para construir un modelo de protección social alternativo, en el cual cada persona comprenda que ella misma es el centro de la sociedad.
Luis Espinoza Olivares
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