UNA OPINIÓN / EL INCONTENIBLE PODER DE LA POESÎA
Enviado por Luis Espinoza Olivares el 05 Setiembre 2009
El incontenible poder de la Poesía. En este tiempo de evidente materialismo, tiempo en el cual son casi más importantes las cosas que las personas, es importante escuchar la voz de aquellos que desde siempre han mirado al interior del ser humano a través de la poesía, para cantar y narrar sentimientos y emociones que permanecen dormidas en la piel de todo ser humano.
Es la Poesía el medio más puro para expresar estos sentimientos, es el verso (libre o simétrico) el instrumento más poderoso para plasmar sueños e ilusiones que muchas veces se nos han olvidado. Vuelan nuestros pensamientos más allá de las galaxias, se deslizan los anhelos sobre el agua tranquila y cristalina para adormecerse sobre algún pez furtivo…
Otras veces, la Poesía ensarta su espada sobre la cruda realidad, sugiriendo otras formas de vida. También es una visión permitida, más aún cuando la poesía es espejo de la realidad. Lo importante es que la Poesía no se vista con el traje de la contingencia, pues en ese momento dejará de proclamar la ilusión pura que es inherente al verso.
En este espacio, el autor de esta columna desea compartir el siguiente poema, de su propia creación. Gracias a los cibernautas por internarse en el mundo de las emociones…
P L E N I T U D
Esta calle es mía,
la encontraron mis pies cansados de buscar la libertad,
de buscar la soledad.
Todo me pertenece, todo:
me apoderé de la lluvia llena de aguaceros
cuando la bravura del viento
arrebató mis sueños de primavera.
Más, qué importan las mojadas nubes
y los árboles cayendo en la alameda de mis sueños,
qué importan los espejos trizados
en el temblor de la desesperanza y la soledad,
solo importa mi sol iluminando
la profundidad de mi alegre ilusión,
de nuestra propia ilusión…
Esta calle es mía,
la recorrí alumbrada del farol de tus claros ojos.
Desde entonces esta calle me entregó
su humedad y su estío, su silencio y su soledad,
nuestra soledad…
Esta calle es camino y es pan,
es río y caudal de aventura
escondida en la música infinita de tus palabras,
esta calle es espejo de tus labios
adormecidos en la última poesía…
Todo me pertenece, todo…
En la plenitud de mis viejos sueños
soy prisionero y dueño del sol
dormido en tus cabellos,
de la luna enredada en la última lluvia
de verano,
de la brisa encadenada en la arena…
Soy prisionero y dueño del silencio,
de todo el silencio,
soy prisionero y dueño de mi sombra y de tu sombra,
de la lluvia, la noche y el mar,
y del verso que en el cielo
en mil estrellas busca siempre libertad.
Luis Espinoza Olivares
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