UNA OPINIÓN / EL VALOR DE LA SOLIDARIDAD.
Enviado por Luis Espinoza Olivares el 16 Agosto 2009
El valor de la solidaridad. Hablar de solidaridad a veces resulta discutible, pues algunas personas se empeñan en darle su particular sentido… Ser solidario no es sinónimo de repartir, sino de compartir… La solidaridad, además de un sentido social, tiene primeramente una significación humana muy personal, pues pasa por entender inicialmente el mundo que nos rodea, formado por seres de carne y hueso…
Agosto es por excelencia el mes de la solidaridad, dado que en este período se recuerda la figura de San Alberto Hurtado con su gigantesco legado de humanismo y caridad cristiana. Es este santo quien acercó a la Iglesia Católica chilena a la realidad concreta, con su permanente paisaje de niños, hombres, mujeres y ancianos enfermos, indigentes y sin hogar o, como se dice elegantemente hoy, “personas en situación de calle”.
La obra caritativa de San Alberto Hurtado tuvo su apogeo en la década de los años 40 y se ha prolongado hasta la actualidad gracias al aporte anónimo y generoso de miles de personas que no han escatimado esfuerzos ni tiempo para entregar un pedazo de alegría a tantos y tantas que sufren en la soledad de la calle. Todo ello ha sido posible gracias a la “viga maestra” fundada por el Padre Hurtado: el Hogar de Cristo.
Es esta Institución el ejemplo vivo de la solidaridad humana en nuestro país. Con una organización más que eficiente, ha logrado por décadas atender las necesidades materiales y espirituales de quienes sufren en el cuerpo y en el alma. Sin egoísmos, sin protagonismos innecesarios, sin envidias, sin pereza, sin ambiciones personales, los miles de voluntarios, socios, consejeros y funcionarios, a través del país han logrado algo que pocas Instituciones pueden exhibir: rentabilidad humana.
Sí, porque con esta obra el Padre Hurtado y sus seguidores han hecho carne la palabra de Jesucristo, ver en los pobres la dignidad de personas que merecen una oportunidad para mostrar que en ellos también habita Dios. En el Hogar de Cristo se hacen realidad las virtudes teologales: Fe, Esperanza y Caridad, entendida esta última como una expresión de Amor a Dios y al prójimo.
Es precisamente la Caridad la fuente de la Solidaridad, la proyección de una persona hacia otra que necesita ayuda material y espiritual. Solidaridad como mágica palabra que involucra “compartir”, no “repartir”. No es solidario quien regala aquellos objetos o bienes que le sobran o que ya no usan. Es solidario quien comparte un momento de su vida para entregar una palabra de ánimo, de aliento, quien comparte las penas y alegrías, el dolor y la plenitud. También hay solidaridad en aquellos que son discretos, reservados y prudentes, pues con esas actitudes favorecen un clima de mayor armonía y entendimiento.
Estamos en Agosto. En este mes vivamos en solidaridad. Ayudemos anónimamente a quien lo necesita, tanto en lo material como en lo espiritual. Seamos solidarios: evitemos el chisme, el “pelambre”, la envidia, el encono, el rencor, el desamor, el egoísmo y la ambición desmedida que tanto daño hacen en nuestra diaria convivencia.
Finalmente, nuestro especial reconocimiento a todos quienes en nuestra Comuna anónimamente se preocupan de atender las necesidades espirituales y físicas de las personas que más sufren. Quiera Dios que su generosa actitud nos contagie cada día. Parral les agradece su permanente preocupación.
Luis Espinoza Olivares.
Luis Espinoza Olivares.
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