UNA OPINIÓN / EL PODER DE NUESTRO ESPÍRITU Y LA ESENCIA DE LAS COSAS SENCILLAS
Enviado por Luis Espinoza Olivares el 15 Jul 2009
EL PODER DE NUESTRO ESPÍRITU Y LA ESENCIA DE LAS COSAS SENCILLAS Y BELLAS. En tiempos de tanta insensibilidad, en que pareciera que lo único que interesa son las cosas materiales, el poder y la vida superflua, siempre los poetas nos estarán recordando que nuestra esencia es nuestra interioridad, esa misma interioridad que nos hace recordar que seremos seres trascendentes en la medida cuanto más cultivemos nuestro espíritu.
Por ello, permítanme compartir un poema musicalizado por artistas españoles hace algunos años. Fue conocido como “El Vendedor”, en alusión a tantos y tantos soñadores e idealistas que caminan por el mundo, recordándonos que son las cosas sencillas y bellas las que nos dan sentido a nuestra vida… Allí están, ofreciéndosenos en forma gratuita para enriquecer nuestra alma…
“EL VENDEDOR”…
En la plaza vacía nada vendía el vendedor
Y aunque nadie compraba no se apagaba nunca su voz:
“Voy a poner un mercado entre tantos mercaderes
Para vender esperanzas y comprar amaneceres,
Para vender un día la melodía que hace al andar
El agua de ese río que es como un grito de libertad”.
“Quien quiere vender conmigo la paz de un niño durmiendo,
La tarde sobre mi madre y el tiempo en que estoy queriendo”.
“Tú eres la que ha pasado, la que ha llegado y la que vendrá,
Vende el árbol que queda en la arboleda de la verdad.
Voy a ofrecer por el aire las alas que no han volado
Y los labios que recuerdan la boca que no han besado,
Al sacar la mañana esa campana de tu canción
Pregonero que llevas mil cosas nuevas en tu pregón”.
“Vendo en una cesta el agua y la nieve en una hoguera
Y la sombra de tu pelo cuando inclinas la cabeza”.
En la plaza vacía nada vendía el vendedor
Y aunque nadie compraba no se apagaba nunca su voz:
“Voy a poner un mercado entre tantos mercaderes
Para vender esperanzas y comprar amaneceres,
Para vender un día la melodía que hace al andar
El agua de ese río que es como un grito de libertad”.
“Quien quiere vender conmigo la paz de un niño durmiendo,
La tarde sobre mi madre y el tiempo en que estoy queriendo”.
“Tú eres la que ha pasado, la que ha llegado y la que vendrá,
Vende el árbol que queda en la arboleda de la verdad.
Voy a ofrecer por el aire las alas que no han volado
Y los labios que recuerdan la boca que no han besado,
Al sacar la mañana esa campana de tu canción
Pregonero que llevas mil cosas nuevas en tu pregón”.
“Vendo en una cesta el agua y la nieve en una hoguera
Y la sombra de tu pelo cuando inclinas la cabeza”.
Si pasas por la calle y encuentras a algún vendedor parecido al del Poema, detente y escúchalo… Ahí hallarás un mensaje lleno de amor y de vida… No seamos indiferentes a las cosas pequeñas y sencillas, pues son las más valiosas…
Luis Espinoza Olivares
Luis Espinoza Olivares
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