NOVIEMBRE 9 DE 1989: CAÍDA DEL “MURO DE LA VERGÜENZA”
Enviado por Alejandra Gallero Urizar el 11 Nov 2008
El Muro de Berlín fue también llamado: “El Muro de la Vergüenza”. Juzguen ustedes si tenían razón. La creación de dos Alemanias: la Oriental y la Occidental, es la demostración de cómo los países vencedores de la Segunda Guerra Mundial, al igual como las tribus primitivas arrasaban con los botines de guerra, dividieron Alemania y su capital Berlín en dos partes: el lado soviético fue la RDA y el lado de los aliados occidentales fue la RFA.
La Segunda Guerra Mundial se dio por terminada con la capitulación de Alemania en abril de 1945. De inmediato el país germano fue ocupado por tropas de los aliados, dispuestos a la reconstrucción del país desbastado por la guerra. Sin embargo, las dos superpotencias vencedoras, EEUU y la Unión Soviética, no tardaron en romper relaciones y convertirse en potencias enemigas. Este período fue el llamado “Guerra Fría”, ya que no había armas de combate, pero se utilizaban otras, tan letales como aquellas: los bloqueos de alimentos e insumos, cortes de luz, agua y otros indispensables para la sobrevivencia.
Pronto los dirigentes soviéticos vieron una amenaza en la constante evasión de habitantes del lado oriental al occidental. Fuerza de trabajo, cerebros altamente calificados veían su ingreso a la RFA como una puerta hacia el occidente. La decisión de separar totalmente ambas Alemanias, con Erick Honeker a la cabeza, se mantuvo en el más absoluto hermetismo. Entre la noche del 12 al 13 de agosto de 1961, sin previo aviso, los soldados del Ejército Nacional Popular construyeron la totalidad del muro. Un gran contingente policial soviético resguardaba las fronteras por si se producía alguna reacción de parte de los aliados. Todos los medios de transporte que todavía comunicaban a ambos Berlines fueron detenidos. Sólo las líneas que circulaban bajo Berlín siguieron corriendo, pero sin detenerse en las estaciones orientales y bajo férreo control.
El Muro tenía una longitud de más de 120 Km. La construcción inicial era mejorada regularmente. El de la cuarta generación, cuya construcción empezó en 1975, era de hormigón armado, un alto de 3.6m y estaba formado por 45.000 secciones independientes de 1,5m de largo. Además la frontera contaba con una malla metálica para su protección, cables de alarma, trincheras para evitar el paso de vehículos, una cerca de alambres de púas, además de 300 torres de vigilancia y 30 búnkers.
Estos altos mandatarios que, cual dioses decidían la suerte de miles de familias, hombres, mujeres y niños, ¿Cuál sería el valor que le daban al ser humano? Me temo que ninguno. Las cifras de muertos por tratar de traspasar el muro, tal vez para ver a sus padres o hijos que habían quedado al lado opuesto, varían. El caso más emblemático fue el de Peter Fechter. Este joven trató de cruzar junto a un amigo. Su amigo logró llegar al lado opuesto, pero Peter fue alcanzado por una bala y se le dejó morir desangrado a la vista de los medios occidentales el 17 de agosto de 1962.
Las fuerzas aliadas, con Estados Unidos a la cabeza, enviaron tropas para apoyar a los habitantes de la RDA. La situación fue agravándose hasta que el 27 de octubre de 1961 se confrontaron directamente las tropas soviéticas con las Americanas. Cada bando formó diez carros de combate junto a la línea fronteriza. Al día siguiente, el temor de que el conflicto desencadenara una guerra atómica, hizo que ambos bandos se retiraran.
Como respuesta a las múltiples presiones a favor de permitir el paso de uno a otro lado del muro, las normativas para que aquello pudiese suceder fueron ablandándose. Finalmente entre la noche del 9 de noviembre al 10 del mismo mes, 28 años más tarde desde su construcción, cae el Muro de Berlín. Este episodio se conoce en Alemania como die Wende o Día del Cambio. Ello fue consecuencia, además de las presiones que exigían la libertad de circulación en la ex RDA, por las constantes evasiones hacia embajadas de las capitales de países como Praga y Varsovia, así como también por la frontera entre Hungría y Austria.
Erich Honecker, líder de la RDA, renunció el 18 de octubre de 1989, siendo reemplazado por Egon Krenz. Tras varios proyectos intentando en vano imponer una nueva legislación, el miembro del Poliburó, Günter Schabowski, anunció en una conferencia de prensa que todas las restricciones habían sido retiradas. Decenas de miles de personas corrieron al muro y, con maravillada sorpresa, vieron como los guardas fronterizos abrían más y más puntos de acceso facilitándoles el paso.
28 años debieron transcurrir, cientos de inocentes tuvieron que fallecer para que un muro que avergonzaba al mundo cayera para, ojalá, jamás volver a levantarse.
Pronto los dirigentes soviéticos vieron una amenaza en la constante evasión de habitantes del lado oriental al occidental. Fuerza de trabajo, cerebros altamente calificados veían su ingreso a la RFA como una puerta hacia el occidente. La decisión de separar totalmente ambas Alemanias, con Erick Honeker a la cabeza, se mantuvo en el más absoluto hermetismo. Entre la noche del 12 al 13 de agosto de 1961, sin previo aviso, los soldados del Ejército Nacional Popular construyeron la totalidad del muro. Un gran contingente policial soviético resguardaba las fronteras por si se producía alguna reacción de parte de los aliados. Todos los medios de transporte que todavía comunicaban a ambos Berlines fueron detenidos. Sólo las líneas que circulaban bajo Berlín siguieron corriendo, pero sin detenerse en las estaciones orientales y bajo férreo control.
El Muro tenía una longitud de más de 120 Km. La construcción inicial era mejorada regularmente. El de la cuarta generación, cuya construcción empezó en 1975, era de hormigón armado, un alto de 3.6m y estaba formado por 45.000 secciones independientes de 1,5m de largo. Además la frontera contaba con una malla metálica para su protección, cables de alarma, trincheras para evitar el paso de vehículos, una cerca de alambres de púas, además de 300 torres de vigilancia y 30 búnkers.
Estos altos mandatarios que, cual dioses decidían la suerte de miles de familias, hombres, mujeres y niños, ¿Cuál sería el valor que le daban al ser humano? Me temo que ninguno. Las cifras de muertos por tratar de traspasar el muro, tal vez para ver a sus padres o hijos que habían quedado al lado opuesto, varían. El caso más emblemático fue el de Peter Fechter. Este joven trató de cruzar junto a un amigo. Su amigo logró llegar al lado opuesto, pero Peter fue alcanzado por una bala y se le dejó morir desangrado a la vista de los medios occidentales el 17 de agosto de 1962.
Las fuerzas aliadas, con Estados Unidos a la cabeza, enviaron tropas para apoyar a los habitantes de la RDA. La situación fue agravándose hasta que el 27 de octubre de 1961 se confrontaron directamente las tropas soviéticas con las Americanas. Cada bando formó diez carros de combate junto a la línea fronteriza. Al día siguiente, el temor de que el conflicto desencadenara una guerra atómica, hizo que ambos bandos se retiraran.
Como respuesta a las múltiples presiones a favor de permitir el paso de uno a otro lado del muro, las normativas para que aquello pudiese suceder fueron ablandándose. Finalmente entre la noche del 9 de noviembre al 10 del mismo mes, 28 años más tarde desde su construcción, cae el Muro de Berlín. Este episodio se conoce en Alemania como die Wende o Día del Cambio. Ello fue consecuencia, además de las presiones que exigían la libertad de circulación en la ex RDA, por las constantes evasiones hacia embajadas de las capitales de países como Praga y Varsovia, así como también por la frontera entre Hungría y Austria.
Erich Honecker, líder de la RDA, renunció el 18 de octubre de 1989, siendo reemplazado por Egon Krenz. Tras varios proyectos intentando en vano imponer una nueva legislación, el miembro del Poliburó, Günter Schabowski, anunció en una conferencia de prensa que todas las restricciones habían sido retiradas. Decenas de miles de personas corrieron al muro y, con maravillada sorpresa, vieron como los guardas fronterizos abrían más y más puntos de acceso facilitándoles el paso.
28 años debieron transcurrir, cientos de inocentes tuvieron que fallecer para que un muro que avergonzaba al mundo cayera para, ojalá, jamás volver a levantarse.
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