EL COMPORTAMIENTO HUMANO EN SOCIEDAD
Enviado por Marcelo Sepulveda Oses el 260 Nov 2008
Desde el punto de vista de considerarnos los seres animales más evolucionados sobre el planeta tierra y conscientes de las tareas inherentes a esta condición, hoy, se hace inminente y necesario reflexionar sobre cuál o cuáles son los comportamientos válidos y correctos opuestos a aquellos equivocados o erróneos. Un elemento particular, de meridiana influencia en el desarrollo de nuestro tema se refiere a la coherencia de las convenciones sociales que indican y dirigen nuestro actuar en la interacción social. Nos hemos puesto de acuerdo, en cada comunidad, sobre los índices delimitadores de la moral, la ética y los valores, asumiendo el compromiso tácito de respetar la frontera inquebrantable que los separa de los anti-valores e inmoralidad.
Sin afán de polemizar, propongo evaluar, primeramente, nuestro comportamiento individual que se expresa, por ejemplo, en el trato y las relaciones interpersonales. En ocasiones, no respetamos ni siquiera las normas de la más elemental educación y cultura, el protocolo al saludar o despedirse, incorporamos modismos, formas e improperios en nuestro diálogo cotidiano. Olvidamos los compromisos, no asistimos a las reuniones o encuentros a la hora señalada justificándonos en discursos repetidos como: “a la hora chilena”. La informalidad invade todas las esferas de la sociedad, lo que conlleva falta de seriedad en el momento de la toma de decisiones (tema abordado en artículo anterior), además de proponer a las nuevas generaciones la posibilidad de validar, como conductas acertadas aquellas que no lo son.
En cuanto a la sociedad en la que vivimos, creo, los medios de comunicación de masas son los regentes del comportamiento social, nuestra consciencia colectiva asume las diversas propuestas que allí se exponen, asignamos virtudes a acciones incorrectas, validez a la inmoralidad. Si nos sentimos gobernados por los medios de comunicación, debemos continuar nuestro empeño en un análisis más estricto, riguroso y profundo: El facilismo invade todas las estructuras de nuestra sociedad, la ley del menor esfuerzo, el engaño, la usura y la falta de verdad, enseñamos a nuestros niños a mentir (sustentando el engaño sobre la conveniencia).
Detengamos este paso vertiginoso del tiempo y nuestro apresuramiento, retornemos a la paz de la reflexión y meditación sublime para construir un mundo mejor. Es perfectamente factible trabajar día a día para que el planeta donde habitamos sea más humano, honesto y digno. Podemos hacerlo, disfrutamos de valores trascendentes, hoy es el tiempo de mirarnos a nosotros mismos y proponerse un mejor comportamiento, que la amabilidad y cortesía invadan nuestras relaciones sociales y nos respetemos unos a otros con afecto y profundo amor.
Marcelo Sepulveda Oses
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