lunes, mayo 31, 2010

CHILE, UN SOLO PAÍS
Enviado por Marcelo Sepulveda Oses el 31 Mayo 2010
Cuando nos damos cuenta de nuestra condición de país en vías de desarrollo, cuando vemos la miseria y el dolor que produce la pobreza, cuando el mundo contemporáneo sufre los embates de una sociedad discriminadora, agresiva y en constante competencia, asumimos nuestras carencias, el estar disminuidos, ocultando el dolor y el desamparo.

En el día a día, hemos encontrado una vía de escape, aunque parezca enajenación, evadirse de la realidad o mera fantasía: El fútbol, esta pasión que desata la competencia, el juego y la pasión de los espectadores nos tiene prendidos, eufóricos, atentos a cualquier información al respecto.


A mi modesto entender, acepto esta condición, no podemos aislarnos. El mundial de fútbol es transversal a toda la sociedad, el mercado pone a la venta los más increíbles artículos, hinchas dispuestos a sacrificar cualquier beneficio para estar presente ya sea en Sudáfrica o a través de la televisión. Sería un gran estímulo pasar a las siguientes rondas, celebrar goles y triunfo, aquello levantaría el ánimo, provocaría felicidad y aunaría estados proactivos y positivos, visión comunitaria, hermandad ante un mismo resultado.

Me recuerdo un comercial de televisión: Si pusiéramos un poquito de pasión como la que dedicamos a un equipo de fútbol a la caridad y solidaridad, daríamos esperanza a muchos chilenos que sufren, que viven en la miseria. En el mes de junio preparemos las gargantas para gritar un gol, pero seamos generosos con el que sufre, con el abandonado, el vagabundo, sólo así todos los chilenos disfrutaremos de la misma euforia y el mismo éxito.

Aprovechemos este momento dadas las circunstancias, después de la Copa del Mundo de Fútbol no seremos ni más pobres ni más ricos, quizás sí más alegres y felices. Si el buen resultado permite el éxito de nuestra selección, estemos seguros que habrá euforia y delirio desatado, botaremos las malas vibras, celebraremos con pasión y tendremos varios días de fiesta.

Quizás, los recursos económicos que genera esta actividad atentan contra las personas pues motivamos el consumo excesivo y compulsivo, a los protagonistas se les asignan rentas envidiables que burlan a la pobreza vigente en las calles, pero este juego no deja a casi nadie indiferente, entonces démonos la oportunidad de celebrar los triunfos o llorar ante la derrota.

Olvidemos, por unos días, la tragedia, el caos y la violencia manifiesta del medio, tratemos de ser un poco más felices, aunque sea persiguiendo un balón, total, la vida humana es un juego constante, competencia desatada y los aficionados, millones que disfrutan triunfos prestados.

Cuando analicemos el resultado final, ojalá se pueda decir: Dedicamos los mejores esfuerzos, todo el empeño y fortaleza para alcanzar el mejor resultado. Fuerza Chile, con esmero, dedicación y caridad construiremos una mejor sociedad y un país ganador.

Marcelo Sepulveda Oses

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