Enviado por Luis Espinoza Olivares 22 mayo 2016
¡BASTA DE PALABRERÍA Y DEMAGOGIA!
Luis Espinoza Olivares
El autor de este comentario no adhiere
a corriente política alguna, por tanto el enfoque es desde la
perspectiva de un trabajador independiente, quien al igual que millones de
chilenos solo nos dedicamos a nuestra familia y a nuestro trabajo. No hay
entonces una visión ni de derecha ni de izquierda, para que los lectores se
ahorren tiempo tratando de interpretar lo que no necesita ser interpretado.
Lo concreto es
que en nuestro país la delincuencia y la violencia se han desatado con una
fuerza inusitada, mostrando acciones que se caracterizan por formas extremistas
y que no tienen ningún respeto por la vida de las personas. Ud. va por la calle
y no sabe si volverá a su hogar: nadie sabe en qué momento se verá enfrentado a
delincuentes o violentistas, quienes no trepidan en atacar a personas
inocentes, muchas veces por un botín de cien pesos.
Las autoridades se ven traspasadas en
su accionar. La justicia solo aplica medidas cautelares que causan risa incluso
a los propios delincuentes.
Ya no hay
respeto a la vida ni a la propiedad privada. Se destruyen locales comerciales y
empresas y nadie dice nada. Nadie piensa en las pérdidas y en el esfuerzo de
personas emprendedoras, que muchas veces pierden el trabajo de toda su vida. Se
ataca a Carabineros, se destruyen sus carros policiales y motos, y nadie dice
ni hace nada.
Veamos un caso
concreto: 21 de Mayo, Valparaíso. A vista y paciencia de todos, a plena luz del
día y en plena Celebración del Día de las Glorias Navales, delincuentes y
terroristas incendiaron dos edificios, incluido uno de dependencia municipal. Murió
un guardia en su interior, un trabajador que tenía familia. Todos lamentan el
hecho, pero veremos qué castigo tendrán los autores. En el caso de atentados
incendiarios con resultado de muerte, el Código Penal chileno estipula presidio
mayor en su grado máximo, incluso cadena perpetua. Pero sabemos que si se
lograra identificar a los autores de este hecho, no cabe dudas que no se
aplicarán estas medidas, pues los delincuentes y terroristas hasta tienen
Abogado Defensor, financiado por el propio Estado con recursos de todos los
chilenos (léase impuestos).
Dicho sin
eufemismos, la delincuencia y el terrorismo se apoderaron de Chile y nadie sabe
dónde llegaremos. Ya nadie se asombra de asesinatos a plena luz del día,
asaltos “tipo portonazos” (eufemismo total), atentados incendiarios, explosión
de bombas, ataques y asaltos a peajes y bombas bencineras, quema de buses,
asaltos en plena locomoción colectiva, atentados en el Metro… La violencia ha
llegado a tal punto, que hace unos días en el extremo sur del país una mujer
fue atacada con tal encono, que incluso le arrancaron los ojos y parte de su
masa cerebral.
Si a Ud. esto no
le causa ningún asombre, precisamente es porque los chilenos nos hemos
acostumbrado a que esto y mucho más sea totalmente normal. Sumemos a lo
anterior el hecho que estamos viviendo en una sociedad extremadamente
individualista, en la cual a pocos les interesa lo que le pase a los demás…
hasta que no les pasa a ellos…
¿Cuál es la
explicación de todo esto, si es que tiene alguna explicación? Todo parte
durante la edad de niñez y adolescencia de estos energúmenos: los delincuentes
y terroristas generalmente son niños que crecieron en ambientes desordenados y
promiscuos, sin autoridad paterna, sin reglas claras, privados de cariño y
afecto, llenos de resentimiento y ansias destructivas. Algunos aducen
deprivación social, refugiándose en movimientos sociales y políticos que
pretenden “reivindicar” sus carencias. Pura palabrería, ya que esto último no
es excusa para cometer sus fechorías, ya que la sociedad actual brinda todas
las plataformas sociales para la promoción de personas socialmente vulnerables.
Caldo de cultivo para los violentistas
y delincuentes es la permisividad de la sociedad actual, en la cual las reglas
se relativizan.
Esto se hace extensivo a todas las Instituciones, incluidos los hogares y los
Colegios. En muchos hogares quienes fijan las reglas son los hijos. A los
Colegios se les amarran cada vez las manos para cumplir con la tarea formativa.
Las mismas Autoridades Nacionales cuestionan que los Colegios exijan –entre
otras cosas- el uso de Uniforme Escolar, puntualidad, asistencia, cumplimiento
de las obligaciones escolares, etc.: esto contribuye a la formación de hábitos,
actitudes positivas, disciplina.
Otro elemento importante de considerar
es el creciente consumo de drogas y alcohol: no cabe duda que la mayoría de los
delincuentes y terroristas actúan bajo la influencia de sustancias
estimulantes, sino no se explica cómo estos trogloditas no tienen respeto por
ninguna vida, ni siquiera por la propia. Y ante este masivo consumo de drogas,
sería bueno conocer la opinión de aquellos y aquellas que –por ser “buena
onda”- proclaman la pronta legalización
de la marihuana, con la excusa que las plantaciones solo serán con “fines
medicinales”. Conociendo la idiosincrasia nacional, sabemos que esta es una
argumentación ingenua, pues el consumo se hará ilícitamente cada vez más
masivo.
Lo anterior ya
está ocurriendo: sino, basta con revisar
lo que está sucediendo en muchos colegios, en que el consumo de marihuana es
cada vez mayor incluso con la anuencia de los propios apoderados. Pero como
somos hipócritas, nos hacemos los desentendidos como si nada supiéramos,
invocando “protocolos” escolares inadecuados, mientras tanto muchos estudiantes
ingresan marihuana para consumo y no se les puede aplicar sanciones drásticas
porque luego aparecen los eternos defensores, quedando esta grave falta en la
total impunidad. ¡Basta de doble
discurso! Me gustaría preguntar a
muchas autoridades si les gustaría matricular a sus hijos en colegios en los
cuales se consume marihuana.
La marihuana es ilegal, produce
adicción y daña el sistema nervioso central de quien la consume. Quien diga lo contrario, que se haga
responsable de ello y sea posteriormente capaz de mitigar los graves daños
sociales que su consumo produce.
Autoridades: somos millones y millones
de chilenos que queremos vivir en un país en paz, sin delincuencia y
terrorismo, con justicia para todos. Dejen desarrollarnos como personas,
cuidando a nuestras familias y consagrándonos a nuestras obligaciones
laborales. Por ello, pedimos que endurezcan las sanciones penales a los
delincuentes y que Chile vuelva a ser lo que siempre ha sido: un país de gente
sencilla y de sana convivencia.
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