Enviado por Luis Espinoza Olivares 29 marzo 2016
Uno de los tesoros más preciados de la
Humanidad es la Paz… Con ella, la Comunidad Mundial puede desarrollarse
armónicamente, en armonía y con la calidad de vida que todos los seres humanos
se merecen.
La Paz es el
más grande Poema que el mundo puede escribir. Para vivirlo, sus versos deben
guardarse en lo más profundo del corazón. Esa es la clave: “La paz de corazón…
es el corazón de la paz”. Ahí, al centro de la conducta humana debe instalarse
la convicción que la felicidad solo llegará viviendo en paz, con plena
conciencia que la génesis de una convivencia pacífica radica en la actitud
positiva de cada persona. Solo viviendo la paz se puede vivir en paz.
Poca
gravitación tendrán los esfuerzos mundiales para promover la paz, o las grandes
Conferencias, Encuentros y Simposios, o las políticas nacionales para promover
actitudes pacíficas, si dentro de cada uno de nosotros no germina el
sentimiento y el convencimiento que la paz nace dentro de cada ser humano.
Podemos caer
en actitudes escandalosas, si solamente esperamos que las Autoridades y los
Líderes Mundiales generen ambientes de paz, en circunstancias que en el día a
día las personas no aportamos a la convivencia pacífica evitando situaciones
que empobrecen los ambientes. No puede promover la Paz quien genera climas
violentos, o quien constantemente profita improperios, descalificaciones o
agresiones verbales. No puede exigir paz quien se violenta con todos, incluso
consigo mismo.
No puede
esperar Paz quienes discriminan, insultan, humillan o subestiman las
capacidades de los demás: toda persona tiene potencialidades y virtudes, hay
que dar las oportunidades para que ellas afloren. No puede esperar paz quien
promueve la anarquía pues en ella se genera la violencia.
La paz no se
construye con palabras sino con acciones. Ser atento, amable, respetuoso y
conciliador, serán formas de construir la delicada estructura de la paz. No
estoy de acuerdo con muchos políticos, quienes argumentan que la paz es un
equilibrio de fuerzas, principalmente referidas al poder armado. Considero esa
una visión añeja, trasnochada e interesada. No puede la paz estar supeditada al
poderío armado de una Nación sobre otra: ese argumento no es más que fomento de
la violencia.
El mundo
está cansado de violencia: un mundo nuevo debe construirse sobre la base de una
paz auténtica, nacida de un convencimiento personal. La paz debe cuidarse como
algo muy preciado, pues con ella nuestros hijos y las futuras generaciones
vivirán felices, plenas y saludables. Cuidemos la paz siendo mesurados en cada
uno de nuestros actos, en nuestras acciones cotidianas. Convenzámonos que la
paz no se construye mediante Leyes o Decretos, sino con acciones que ennoblecen
nuestra persona y posibilitan una convivencia más grata de los demás.
Mucho daño
hace a la paz el comentario malintencionado, insano y desleal. Cultivemos una
convivencia guiada por el respeto, la amistad y la solidaridad: solo así
podremos vivir felices hasta que Dios lo permita.
Luis Espinoza Olivares
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