martes, abril 28, 2009


UNA EXPERIENCIA PARA REFLEXIONAR

Enviado por Alejandra Gallero Urizar el 29 Abr 2009
El día 22 de abril recién pasado, fui invitada a realizar un taller literario a un grupo de alumnos del Colegio Providencia. La actividad se enmarcaba dentro de “La Semana del Lenguaje” organizada por el establecimiento.
Desde el ingreso al colegio me sentí grata por las atenciones que tuvieron tanto los docentes como los administrativos. Pero, lo que realmente me maravilló, fue el extenso número de alumnos que, por iniciativa propia, acudían al taller. Estoy acostumbrada a escuchar que nuestra juventud no lee, que sólo le interesa la televisión y chatear por internet. Y allí estaban, con sus rostros expectantes, cuarenta y tres jóvenes estudiantes entre 6º básico y 2º medio. Varios llevaron sus escritos, otros tenían su poema en la memoria y lo recitaban. Incluso una niña tenía una canción.
No es fácil mantener la atención y concentración en un grupo tan extenso. No obstante, los objetivos se cumplieron en la medida de lo posible, ya que se trataba de una actividad aislada que no contemplaba continuidad. Muchos chicos y chicas me preguntaban cuando sería el próximo taller.
El interés demostrado por estos alumnos no puede ser fortuito: tiene que haber una clara actitud incentivadora por parte del colegio y, en especial, de la profesora de lenguaje. Ojalá a esto se sume el ejemplo de las familias de cada uno de los alumnos.
Experiencias como ésta hace que me replantee el cómo es la juventud actual. Sé que estoy tomando el ejemplo de un grupo que, aunque numeroso para un taller, representa una ínfima parte del total de los jóvenes parralinos. Sin embargo, nos da una pequeña muestra de lo que son nuestros jóvenes y hasta donde pueden llegar si se les incentiva, se les respeta y se les demuestra afecto.
Ojalá este impulso tenga en el mediano plazo una continuidad. A través de los cuarenta y tres pequeños trabajos literarios que me entregaron, puedo asegurar que hay una riqueza de material humano y literario que bien podría cultivarse. En un programa de taller literario, sea para estudiantes de colegio o para adultos, son muchas las herramientas que se pueden aplicar para desarrollar un lenguaje más amplio, promover la lectura junto con la comprensión de la misma, incentivar la imaginación con juegos, entre muchos otros.
Cuando el plazo determinado para el taller estaba por concluir, se entregaron a los participantes algunos libros de regalo. Lamentablemente, no alcanzaban para todas las manitas abiertas que esperaban obtener un tesoro: un libro.
Doy gracias al Colegio Providencia por la oportunidad que me ha dado y que tanto me ha hecho reflexionar. Espero que el pequeño taller sea un primer paso para crear un encuentro entre futuros poetas y prosistas.
Medítelo, querido lector.
Alejandra Gallero U.
parralina@yahoo.com

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