Deseo, en esta semana, tan importante para el mundo cristiano, proponer un punto de vista personal sobre acciones comunes en nuestra sociedad y que al parecer, han ido cayendo en desuso, fundamentalmente porque las personas modificamos nuestras formas de convivencia social y las organizaciones políticas, económicas, religiosas, sociales, entre muchas otras, descubren y designan nuevos acuerdos. Si bien, regulamos las acciones, conductas e interacción entre personas a través de leyes, normas y reglamentos que imponen sanciones a quienes transgredimos los acuerdos impuestos por la legislación vigente, a nivel de aquellas propuestas que antaño regían nuestro proceder como “Las buenas costumbres y el comportamiento social” se pierden y diluyen en un tiempo pretérito casi desconocido por las nuevas generaciones y la comprensión contemporánea del “deber hacer.”
La Semana Santa debiera articular un momento especial de reflexión entre el tráfico cotidiano del humano terrestre. Jesús Cristo anunció una vida eterna para aquel individuo que, aunque cometiendo pecado, mediante el arrepentimiento y el compromiso real y concreto de no volver a pecar, pudiese alcanzar la resurrección. Por tanto, esperamos, bajo el concepto teológico de la fe, disfrutar de un mundo feliz e ideal en un paraíso regalo de la divina bondad del Dios Padre Creador.
Las buenas costumbres apelan a las mismas indicaciones designadas por Jesús para disfrutar de una vida en comunidad armónica, equilibrada y regida por el sentimiento del amor y por su contraparte el comportamiento social rige la moral, la ética y los valores vitales y transversales a la condición humana, además de acciones físicas que propenden a la búsqueda de una existencia feliz. Para circunscribirlos en un ámbito empírico y concreto, debemos aprender a respetar a los otros, ser amables, leales, solidarios, respetuosos de los acuerdos más básicos para producir y generar una buena convivencia entre personas.
Al descubrir el mundo actual, en el siglo XXI, nos damos cuenta, que en muchas comunidades, las “buenas costumbres y el comportamiento social” o están en desuso o han desaparecido sin dejar rastro.
Aprovechemos este tiempo especial en que recordamos la muerte de Jesús y su resurrección para redescubrir aquellas “buenas costumbres” extraviadas y el “comportamiento social” digno de los hijos de Dios (para el cristiano) o la vida en sociedad de los habitantes del campo y las ciudades. Que disfruten de una hermosa Fiesta de Pascua y nos podamos encontrar como buenos cristianos y/o buenos ciudadanos.
Marcelo Sepúlveda Oses
No hay comentarios.:
Publicar un comentario