MARIANO AZUELA: EL MÉDICO QUE RETRATÓ CON SU PLUMA LA REVOLUCIÓN MEXICANA
Enviado por Alejandra Gallero Urizar el 21 Ene 2009
Prosista que nace en enero de 1873 en Lagos de Moreno, en el Estado de Jalisco, México.
Su abuelo materno, un cuentista oral de fama en su localidad, es quien llena la mente del pequeño Mariano de relatos que embelesaban al niño. Siendo él un arriero, su mundo era amplio en hechos y fantasías con que adornaba las historias que ocurrían en los largos caminos por donde llevaba el ganado.
Al crecer fue un ávido lector de novelas, en especial, de los grandes narradores franceses del siglo XIX, hábito que lo acompañó mientras estudiaba medicina en Guadalajara.
La moralidad de este escritor se encuentra en toda su obra. La invariable compasión hacia los oprimidos, el amor a la verdad, a la equidad, a la rectitud junto con su aversión a la falsedad, la injusticia y la maldad.
En 1903 obtiene un diploma en los Juegos Florales de Lagos por su narración “De mi Tierra.” En 1949 fue distinguido con el Premio Nacional de Literatura.
Azuela, en 1909, escribió “Mala Yerba”, obra que fue precursora de la novela de la revolución mexicana. En ella son los campesinos humillados quienes se levantan contra sus abusivos amos.
En 1913 se incorpora como médico al ejército de Pancho Villa con el fin de apoyar la revolución. Es en esas circunstancias que emerge su novela más exitosa: “Los de abajo”.
Su prosa se caracteriza por utilizar un estilo nuevo, ágil, conciso y muy gráfico. En unas pocas páginas sitúa a los personajes, crea el ambiente y da las directrices del drama. Narra sólo lo esencial y la manera como lo narra imprime a su prosa intensidad expresiva. El ritmo de la obra corresponde al de la lucha armada, con cuadros rápidos, violentos y realistas.
Su obra representa el amplio espectro que conforman los diversos estratos sociales mexicanos. Crea personajes de cuerpo entero, iguales a tantos otros, seres con individualidad, idénticos a los que el autor veía en su trato cotidiano.
Estos personajes se perfilan más por sus actos y palabras que por una descripción detallada de su mundo interior.
Retrata la vida real y al mismo tiempo queda manifiesta la voluntad de cambiarla.
Conoce a la gente de la que habla, sabe bien que los campesinos, los oprimidos del pueblo son primitivos y hasta brutales, sólo los mueven apetitos básicos. En un pasaje de “Los de abajo”se lee: “¡Juchipila, cuna de la revolución de 1920, tierra bendita, tierra regada con sangre de mártires, con sangre de soñadores…de los únicos buenos!
- Porque no tuvieron tiempo de ser malos – completa la frase brutalmente un oficial exfederal que va pasando”.
Fallece en Ciudad de México en 1952 a la edad de 79 años. Deja una obra literaria que, sin ser cuantiosa, es un espejo a través del cual México puede mirarse y reconocer por sus paisajes, ya áridos, ya fértiles, con sus tormentas y sus cielos profundos su propia imagen.
Alejandra Gallero U.
parralina@yahoo.com
Al crecer fue un ávido lector de novelas, en especial, de los grandes narradores franceses del siglo XIX, hábito que lo acompañó mientras estudiaba medicina en Guadalajara.
La moralidad de este escritor se encuentra en toda su obra. La invariable compasión hacia los oprimidos, el amor a la verdad, a la equidad, a la rectitud junto con su aversión a la falsedad, la injusticia y la maldad.
En 1903 obtiene un diploma en los Juegos Florales de Lagos por su narración “De mi Tierra.” En 1949 fue distinguido con el Premio Nacional de Literatura.
Azuela, en 1909, escribió “Mala Yerba”, obra que fue precursora de la novela de la revolución mexicana. En ella son los campesinos humillados quienes se levantan contra sus abusivos amos.
En 1913 se incorpora como médico al ejército de Pancho Villa con el fin de apoyar la revolución. Es en esas circunstancias que emerge su novela más exitosa: “Los de abajo”.
Su prosa se caracteriza por utilizar un estilo nuevo, ágil, conciso y muy gráfico. En unas pocas páginas sitúa a los personajes, crea el ambiente y da las directrices del drama. Narra sólo lo esencial y la manera como lo narra imprime a su prosa intensidad expresiva. El ritmo de la obra corresponde al de la lucha armada, con cuadros rápidos, violentos y realistas.
Su obra representa el amplio espectro que conforman los diversos estratos sociales mexicanos. Crea personajes de cuerpo entero, iguales a tantos otros, seres con individualidad, idénticos a los que el autor veía en su trato cotidiano.
Estos personajes se perfilan más por sus actos y palabras que por una descripción detallada de su mundo interior.
Retrata la vida real y al mismo tiempo queda manifiesta la voluntad de cambiarla.
Conoce a la gente de la que habla, sabe bien que los campesinos, los oprimidos del pueblo son primitivos y hasta brutales, sólo los mueven apetitos básicos. En un pasaje de “Los de abajo”se lee: “¡Juchipila, cuna de la revolución de 1920, tierra bendita, tierra regada con sangre de mártires, con sangre de soñadores…de los únicos buenos!
- Porque no tuvieron tiempo de ser malos – completa la frase brutalmente un oficial exfederal que va pasando”.
Fallece en Ciudad de México en 1952 a la edad de 79 años. Deja una obra literaria que, sin ser cuantiosa, es un espejo a través del cual México puede mirarse y reconocer por sus paisajes, ya áridos, ya fértiles, con sus tormentas y sus cielos profundos su propia imagen.
Alejandra Gallero U.
parralina@yahoo.com
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