9 DE FEBRERO SE RECUERDA LA PÉRDIDA DE UN GRANDE
DE LA LITERATURA UNIVERSAL FIODOR DOSTOIEVSKI
Enviado por Alejandra Gallero Urizar el 27 Ene 2009
Nació en Moscú un 11 de noviembre de 1821. De naturaleza introvertida y melancólica, no continuó la carrera militar en San Petersburgo como era el deseo de su padre. Al graduarse, decidió dedicarse a la literatura.
La observación del mundo que lo rodeaba sumado a su gran inteligencia y sensibilidad, le permitieron ver el fondo del corazón humano, con sus pobrezas y virtudes plasmando esa realidad en sus obras. A los veinticinco años publicó su primera novela, “Pobres Gentes”. La trama resultó novedosa para la época, pues añadía la dimensión sicológica a la puramente narrativa, desarrollando un análisis de los conflictos del protagonista observándolos desde su propio interior.
En toda su obra destaca la exploración del comportamiento de los desheredados y las humillaciones que sufren. Se unió a un grupo de intelectuales que se reunían para leer y debatir las teorías de los escritores socialistas franceses, prohibidos en aquella época por la Rusia Zarista. Un infiltrado informante de la policía los denunció y todo el grupo fue detenido y enviado a prisión. En diciembre de 1849 se les condujo al sitio en que serían fusilados, pero en el último momento, se les conmutó la pena máxima por otra de exilio. Dostoievski fue sentenciado a cuatro años de trabajos forzosos en Siberia y posteriormente, a servir a su país como soldado raso. Toda la experiencia traumática de ese período se materializó en una epilepsia que sufriría hasta el fin de sus días.
El autor captó toda la miseria humana, el sadismo, las condiciones infrahumanas y la falta total de privacidad entre los presos, lo que quedó plasmado en su obra “Memorias de la casa muerta” la que se publicó en 1862 en la revista Vremya, que significa Tiempo, y que él mismo había fundado un año antes. Sin embargo, también él sufrió un cambio espiritual profundo. Puesto que sólo podía leer la Biblia en esas circunstancias, su contenido le hizo rechazar el ateísmo socialista de inspiración occidental. Abrazó las enseñanzas de Jesucristo como confirmación de sus ideas éticas y la posibilidad de salvación a través del sufrimiento. Las contradicciones que observaba en los delincuentes que le rodeaban, normalmente llenos de brutalidad, pero en ocasiones capaces de tener gestos de generosidad que traslucían sentimientos nobles en su interior, le ayudaron a profundizar su conocimiento de la complejidad del espíritu humano.
Liberado cinco años después, fue enviado a una guarnición militar en Mongolia en donde transcurrieron los siguientes cinco años hasta que se le permitió regresar a San Petersburgo junto a su esposa, una viuda aquejada de tuberculosis con quien no encontró la felicidad.
En 1864 fallece su esposa después de una larga enfermedad y también su hermano, cuyas deudas financieras debió pagar quedando prácticamente en la ruina. Pactó con un poco escrupuloso editor un préstamo a cambio de todos los derechos de sus novelas si el escritor no le entregaba en el plazo de un año una nueva novela. Dos meses antes de cumplirse el plazo, le presentó “El jugador” en 1866, basada en su propia pasión por la ruleta. La encargada de la transcripción de esta novela, Anna Snitkina, fue con quien se casó poco después, alcanzando al fin felicidad y placer.
Los años siguientes fueron de pobreza, pero de gran creatividad. Sus mejores obras salieron a la luz durante este período. Tal es el caso de “Crimen y Castigo” en 1866, tal vez su mejor novela. “Los Hermanos Karamazov “en 1880, obra en la que deja reflejar los problemas morales y políticos que le preocupan. Considerada como una de las grandes obras maestras de la literatura universal. En ella muestra, en toda su magnitud, la capacidad de la expresión artística del autor para traducir en palabras sus análisis sicológicos y sus puntos de vista filosóficos. El gran aporte de Dostoievski a la literatura es el nuevo enfoque de un narrador que ya no se encuentra fuera de la obra contando acontecimientos más o menos ajenos a él, sino que ahora el narrador se manifiesta con voz propia, cual si de otro personaje se tratara. Poco después de terminar esta obra, fallece en San Petersburgo el 9 de febrero de 1881, a la edad de 60 años.
Alejandra Gallero U.
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