UNA OPINIÓN / FELIZ AÑO 2009
Enviado por Luis Espinoza Olivares el 21 Dic 2008
¡FELIZ AÑO 2009!… Cuando el término del año se aproxima, no faltarán los necesarios análisis y la refrescante promesa de emprender el próximo con nuevos bríos, en aras de lograr metas que nos permitan mejorar nuestra calidad de vida… Bueno, este sano ejercicio lo hacemos año a año, en forma casi ritual. Más aún, cuando las campanadas anuncian que el nuevo año llega, cobra una fuerza inusitada el anhelo de un año próspero y exitoso, lo que queda estampado en los sinceros saludos y abrazos que nos damos. Hasta ahí todo bien, todo sonrisas y felicidad: es como si se de repente se abriera un nuevo libro que ansiosos deseamos leer, tal vez para descubrir cuáles serán las cosas buenas que el naciente año nos traerá.
Sin embargo, para la mayoría de las personas el nuevo año es una repetición del anterior, con los mismos errores y tal vez con las mismas frustraciones. Los días del nuevo año comienzan a pasar y la rutina otra vez nos comienza a arrastrar por caminos ya conocidos. ¿Qué es lo que sucede? ¿Dónde está la explicación a esto?
Tal vez en la actitud de vida… Veamos… Los problemas pueden seguir siendo los mismos, pero lo que marca la diferencia es la actitud de vida, la mirada con la que vemos el mundo. Con las excusas del caso, me permito compartir algunas consideraciones que debiéramos tener en cuenta para hacer más llevadera y feliz nuestra vida.
Lo primero, siempre tener una actitud optimista. Recordemos que Dios nos ha dado muchas cosas que tal vez otras personas no tienen: salud, familia, trabajo. Cuidemos nuestro trabajo por humilde que sea, considerémoslo como algo preciado y cuidémoslo día a día, hagámoslo con cariño y esmero.
Segundo: alegrémonos con el éxito y la felicidad de los demás: la envidia solo produce frustración y autodestrucción. Tengamos el gesto y la palabra oportuna para saludar y felicitar a quien tiene un éxito, por pequeño que este sea.
Tercero: no terminemos ni un solo día sin hacer una reflexión sobre lo que fue el día: alegrarse de las acciones hermosas y proponerse corregir los errores cometidos (autocrítica).
Cuarto: resolver a tiempo los malentendidos. En la actual forma de vida, caracterizada por la prisa y la competitividad, es natural que haya roces y discusiones. Lo importante es sentarse a tiempo a resolver las diferencias, en un clima de mucha tranquilidad.
Quinto: poner ojo a dos grandes amenazas, la prisa y la indecisión. Ambas pueden provocar diariamente pequeñas frustraciones que, de no advertirlas a tiempo, pueden generar grandes conflictos interiores.
Sexto: aceptarse a sí mismo tal como se es. Un signo de madurez y equilibrio es reírse de los propios defectos (no de las deficiencias de los demás). Por extensión esto significa que también debemos aceptar a los demás tal como son, con sus virtudes y defectos (algunos le llaman tolerancia).
Séptimo: no desear tantas cosas materiales que no están a nuestro alcance. Vivamos con lo que tenemos, nos basta un techo digno para guarecernos, tener el pan de cada día, el sol, la lluvia, nuestros pies para ir por el mundo, nuestras manos para orar y para trabajar. ¿Para qué el auto último modelo, la casa espectacular y todo lo que nos mete la publicidad en la cabeza? Solo para producirnos frustración…
Octavo (debió ser el primero): dar gracias a Dios por un día más de vida y por todo lo que tenemos a nuestro alrededor, pero que por nuestra natural ceguera perceptiva no sabemos valorar. No creo que haya sobre la Tierra un ser humano tan poderoso que no sea capaz de agradecer a Dios. Y si ese ser existiera, tarde o temprano dará gracias por las cosas hermosas que la vida le ha dado.
Estas consideraciones harán de nuestra vida más feliz y plena. Resistiremos más la frustración y los fracasos. Nos valoraremos más y haremos sentirse bien a quienes nos rodean.
Que tengamos mucha salud y cuidemos nuestro trabajo. ¡Feliz Año 2009!
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