lunes, agosto 07, 2017

DISFRUTEMOS LO MEJOR DE LA VIDA EN SOCIEDAD

Recibido de Marcelo Sepúlveda Oses el 07 agosto 2017
fotomarcelo

A veces, una palabra grata y de afecto puede cambiar nuestro ánimo, modificar el estado de alerta ante la desazón y tristeza, la sonrisa de un niño ilumina el día, la experiencia de un adulto mayor orienta el futuro, pero no les vemos, estamos atados a nuestros problemas y dificultades, viajamos sin mirar alrededor, somos presa de la convulsión en un mundo vertiginoso y despiadado.

Llegó el tiempo de abrir las ventanas y observar el horizonte, más allá de lo cotidiano y contingente, compartir en el encuentro como miembros de una misma especie, derrotar el individualismo, dejar el yo para asumir el nosotros, admirar el futuro con sentido de esperanza, desear buena ventura a quien está postrado en el dolor, elegir la paz y la concordia, nombrar cada especie de la creación y resguardar su hábitat natural, coger las frutas maduras para adornar nuestra mesa.
Habrá una flor que concerte nuestra atención, un paisaje que ilumine la existencia, una nube jugueteando en el cielo, una oración que libere el espíritu, el sol radiante después de un día de lluvia.

Aún, existen momentos de la vida que vale la pena vivir, recordar a quienes ya partieron de este mundo, pues en la memoria asumen proyección de existencia aquello que hicieron de la vida un apostolado, un aporte al desarrollo humano.

Detener la mano asesina, educar  niños y jóvenes quienes serán la próxima generación, castigar el error en la delincuencia y luchar, día a día, por hacer este planeta más habitable.

Pido perdón ante la equivocación, me arrepiento y propongo no volver a cometer el mismo error, siembro caricias a mi alrededor, suplico misericordia por aquel quien destruyó el sano equilibrio entre seres dotados de inteligencia y sabiduría.

A veces, el destino nos tiene preparado sorpresas insondables, de un momento a otro, se altera cada propósito y acción, debemos enfrentar cada desafío, dirigir la atención hacia una sociedad en permanente evolución, dinámica y compleja donde cada quien posee un rol y responsabilidad individual para hacer de la aldea global nuestra residencia y hogar.

Mañana, quizá sea tarde, podrá colapsar este universo conocido y dirigirnos hacia el infinito sin certeza clara, todo medita en posible cambio y transformación, ayer, quedó anclado en el pasado, no podemos intervenir sus acontecimientos, pero el futuro está disponible y a la mano, permite planificar y proponer nuevos senderos de existencia, podemos transformar la tierra y todo aquello que existe sobre su faz, entonces, algo podemos hacer, disponer nuestra energía, conocimiento y sapiencia para armar un nuevo mundo, para reducir el efecto nefasto de acciones equivocadas que destruyen y derrotan el camino de la paz y la esperanza.

Somos una generación sometida al conocimiento y la técnica, seres pasajeros, limitado en nuestras capacidades, al arbitrio del poder y el dinero, habitantes inconclusos de una existencia perecedera, ligados a otros en la convivencia social, capaces de armar infinitos buenos deseos para el semejante o aplicar tortura a quien piensa distinto, somos el destino complejo de un sociedad que requiere común acuerdo y comunión.

En ocasiones, la derrota y el fracaso dominan nuestro actuar, predisponemos el espíritu ante la crisis y la destrucción, admiramos el acierto en los otros, pero no atendemos la realidad circundante a nuestro ser, abandonamos el empeño y al fuerza de las ideas ante la avaricia despiadada del hombre poderoso, aquel quien dirige, en las sombras, el destino de la humanidad.

Transitamos esta vida con un fin definido y estable, dependemos de la vida ante la muerte que se nos aparece en cualquier esquina del camino, despertamos en la certeza de construir un mundo mejor, pero el dolor, la guerra y el hambre nublan los sentidos, la delincuencia impone sus criterios, el fracaso doblega cada buena intención, la santidad es asumida como un descrédito para el hombre santo que se construye sobre la base del amor al prójimo y nuestro planeta.

Vendrán tiempos mejores, vendrá el hombre a poblar la tierra para alcanzar la sublimación en el paraíso de Dios, vendrá el diálogo y el encuentro a reinar sobre la tierra, vendrá la paz a ordenar la convivencia social

Aprender a escuchar, estar atento a las necesidades del otro, mirar con los ojos del corazón frente a quien sufre, el vagabundo y el mendigo, el desposeído y desamparado, ser solidario y caritativo, ponerse en el lugar del otro, enmendar el error y la equivocación, disfrutar las maravillas del planeta regalado en gracia, dormir tranquilo ante la labor cumplida, esperar la muerte reconciliado con Dios para alcanzar la salvación, saludar a nuestros difuntos, escuchar la palabra sabia del anciano y prolongar el amor más allá del acontecer en el presente continuo del hoy y el ahora.

En definitiva, disfrutemos lo mejor de la vida en este nuevo siglo que amanece

Marcelo Sepúlveda Oses

No hay comentarios.: