domingo, enero 25, 2009

UNA OPINIÓN / ¿DE QUÉ AFECTO ESTAMOS HABLANDO?
Enviado por Luis Espinoza Olivares el 24 Ene 2009
¿De qué afecto estamos hablando? Cada día se hace más latente el desapego que los padres tenemos por nuestros hijos, cada vez son más alarmantes las cifras que señalan que los niños y jóvenes están creciendo más distantes de sus progenitores. Claro que es un tema delicado, muchos dirán que cada familia tiene la libre opción de educar como quiera a sus hijos.

El problema está en que cuando los niños y jóvenes cometen errores (lo que es natural), se culpa a la sociedad en su conjunto y no a los padres por las faltas cometidas por los menores. Basta ver la elevada cifra de actos de delincuencia juvenil, causada generalmente por niños y jóvenes que han crecido en un ambiente de abandono parental. Frente a estos hechos, lo primero que se les ocurre a los eventuales padres y a las autoridades es cargar la cuenta a la sociedad en su conjunto, con planes de rehabilitación que generalmente son de alto costo al erario nacional.

El tema es la prevención real en el hogar desde los primeros años, correspondiéndoles a los padres entregar cariño, afecto y responsabilidades, para que el niño o joven crezca en un ambiente de afectividad, rectitud y responsable de sus propios actos. En caso contrario, si una pareja no está preparada para cumplir con este rol, mejor que no engendre hijos, así se evitarán un problema a sí mismos y a toda la sociedad: para eso Dios nos ha dado inteligencia y debemos usarla. Lo contrario es actuar por instinto y eso no es una característica del ser humano.

Este comentario surgió a raíz de una Encuesta realizada por el Centro de Estudios de Opinión Ciudadana de la Universidad de Talca y publicada el día 23 de Enero. La referida Encuesta tuvo como objetivo investigar cómo pasan sus vacaciones de verano los adolescentes de entre 14 y 17 años de edad. El resultado de este trabajo indica que cada vez son más los adolescentes que se alejan totalmente de sus padres durante el período estival, llegando incluso a denominárseles “nómades del verano”. Veamos algunos resultados de la Encuesta:

- Solo el 20% declaró salir de vacaciones exclusivamente con sus padres.
- El 63% de los jóvenes de 17 años pasa vacaciones solo con amigos.
- El 40% de los lolos de 16 años vacaciona solo con sus amigos.
- El 35% de los de 15 años y el 30% de los de 14 años también solo sale de vacaciones solo con amigos.
- El 3% de los encuestados declaró que no ven a sus padres durante todo el verano.
El problema es que la mayoría de estos adolescentes durante su “ausentismo” del hogar (en vacaciones y lejos de sus padres), se dedica a consumir altas cuotas de alcohol y droga, involucrándose además en actos de violencia, hecho en el cual se involucran tanto hombres como mujeres: es cosa que vea la TV o lea noticias. Además, muchos jóvenes lejos de sus familias dan rienda suelta al libertinaje sexual: quien pretenda desconocer esto quiere decir que está mal informado. Hoy hasta la más inocente fiesta juvenil termina con el “ponceo” (con las respetables excepciones del caso).

¿Y dónde están los padres de estos adolescentes? ¿Sabrán dónde están sus hijos, con quién y en qué condiciones? Alguien dirá que es bueno dar autonomía y cierta libertad a los hijos. De acuerdo, pero siempre y cuando ellos sepan hacer buen uso de su libertad, con responsabilidad. Y sucede que hoy la moda es ver las playas llenas de jóvenes ebrios y drogados, especialmente en las noches. ¿De qué huyen o qué buscan? ¿Será que les falta cariño y afecto y lo buscan en sus grupos de pares? Cada padre o madre tiene la palabra.

Cada familia es libre para elegir la educación de sus hijos, pero si algo lamentable ocurre con ellos lo correcto es que la propia familia asuma la responsabilidad que le corresponde o no endosar el problema a la sociedad en su conjunto. Cada papá debe asumir la educación de sus hijos: en caso contrario, no asuma responsabilidades que no será capaz de cumplir. Al parecer, a los papás el tema de la educación de nuestros hijos nos está quedando como poncho. Muchos padres ya tiraron la toalla y creen que los Colegios deben hacer la pega que a ellos les corresponde.

Ojo, padres: conversen con sus hijos, oriéntenlos, indíquenles los riesgos que podrán encontrar en sus caminos, denles cariño y no sólo cosas materiales; no se hagan los desentendidos. Quizás lo que está ocurriendo con nuestros jóvenes es propio de las sociedades materialistas, caracterizadas por la frustración, el aburrimiento, el desencanto a temprana edad y por la falta de un sentido de vida.

En muchos hogares no se conversa, pero los papás regalan bicicletas, MP3, MP4, celulares, en algunos casos hasta autos. Esa no es la fórmula: las cosas materiales se acaban y queda el mismo vacío que solo se llena con amor, ternura, valoración personal, espiritualidad.

Invito a la reflexión y doy disculpas si he generado algún comentario negativo. Solo pretendo contribuir a recuperar algo que se está perdiendo: la educación en el amor y en el afecto.

Luis Espinoza Olivares

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