Recibido de Marcelo Sepúlveda Oses el 06 diciembre 2016
Nuestra querida Rinconada del Buen
Retiro, al sur de todas partes, de una gran extensión territorial,
eminentemente agrícola y rural, baja en densidad poblacional, pero rica en
cultura local, fértil en su producción alimentaria, de años de historia,
marcada por el progreso o la depresión, una tasa de población reducida donde
hombres y mujeres trabajan para lograr el sustento diario, de compromiso,
lealtad y honradez, humilde por naturaleza y de empeño, empuje y esfuerzo.
Retiro, regala a nuestro país y al
mundo las más ricas frutas, frescas y sabrosas, maíz, trigo, remolacha y arroz,
grandes plantaciones de álamos, huertos de olivo, avellano español, frutillas y
frambuesas que están diversificando la siembra, entonces, dedicar de sí el
mayor esfuerzo para descubrir la maravilla de la germinación de la semilla,
para cuidar la planta recién nacida y para recibir una gran cosecha.
Hoy por hoy, las fiestas
tradicionales son comunes en nuestro Retiro, “Fiesta del cerdo, del camarón y
del cordero”, momento para reunirse, para ir al encuentro, para compartir y
matar el tiempo de ocio. Cuanto amo a Retiro, cuanto amo al sur del mundo,
cuanto amo el agua que desciende pura y cristalina desde los ríos y las
vertientes o cuando el Supremo Hacedor nos regala la tan preciada lluvia, gotas
de oro para la siembra.
Retiro urbano se desarrolla, nuevos
edificios emplazados en un barrio cívico, cultural y educativo, sumando un
reciente semáforo y una reestructuración de su plaza de armas. Mientras
viajamos hacia el campo, disfrutamos del verde esmeralda de los sembradíos, de
caminos interiores que se remozan para tranquilidad de sus vecinos. Aún, en
Retiro, cuando te reciben en su hogar te ofrecen un buen vaso de mote, un agua
con harina o un café con tortilla si es invierno. La conversación es distendida
y con tiempo para escuchar al otro, nos regocijamos en la palabra empeñada,
somos solidarios y caritativos con el vecino, nos conocemos aunque no seamos
cercanos.
Al paso de los años, Retiro, asume
identidad propia, se nos reconoce fuera de nuestras fronteras por el trabajo y
labor de nuestra gente, porque educamos a nuestros niños y jóvenes, quizás para
que sean ellos quienes se hagan cargo del mundo campesino y rural del futuro,
alguien debe cuidar el ganado, producir la tierra, caminar por el sendero del
progreso y el avance del conocimiento y sobretodo, reconocernos dignos hijos de
esta tierra.
Retiro, es lugar de descanso, aquí
el ruido y el bullicio de la gran ciudad no existe, nos acompañan el trinar de
las aves, la fuerza del viento y el replicar de las gotas de agua sobre el
suelo, aquí, las frutas fresca están cerca del hogar, una huerta familiar
aporta las verduras y frutas de la temporada, las gallinas producen huevos y
los pollos para la cazuela, aún se cocinan tortillas de rescoldo, el mote es
macerado con lejía, el buen asado espera ante la magia del carbón de espino,
una cazuela es incomparable, los frutos secos se producen bajo la lumbre del
padre sol, un parrón regala sombra y su prodigioso fruto, los perros salen a
ladrar a la puerta para avisar la llegada de un visitante. Aquí, en Retiro,
durante la noche, podemos admirar el firmamento con cientos y miles de
estrellas, nuestra cordillera es un collage de blancos purpurinos y el gallo
canta más de tres veces.
Nuestros vecinos y vecinas adultos
mayores resguardan en la memoria los grandes hitos de la historia local en
Retiro, sus aciertos y penurias, carencias y necesidades del siglo pasado
cuando la yunta de bueyes era necesaria para tirar la carreta y el buen caballo
de montura su mejor vehículo de transporte, entonces, viajar desde el campo al
Retiro Urbano era una odisea, caminos intransitables en invierno, invierno de
aquellos cuando la lluvia torrencial duraba 15 días de corrido, o cuando había
que mitigar el calor de la época estival, viajando de noche con la carreta
cargada hasta más no poder, entonces, de regreso, llevaban la harina blanca
para el pan, el aceite, la sal y la azúcar, las noticias frescas de hace unos meses
y la ilusión de tiempos mejores.
Hoy, es tiempo de esplendor para
Retiro, me gusta Retiro en crecimiento y desarrollo. Se lo agradezco a cada
habitante anónimos, que con su trabajo va sumando y aunando voluntades para
cuidar, proteger y desarrollar esta rural y campesina Comuna.
Marcelo Sepúlveda Oses
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