Enviado por Luis Espinoza Olivares 16 enero 2016
QUIZÁS SEA UNA FORMAL DECLARACIÓN CONSTITUCIONAL
La Constitución Política del Estado de Chile,
actualizada mediante el Decreto N° 100 del 17 de Septiembre de 2005, en su
Artículo 1° señala textualmente: “Las
personas nacen libres e iguales en dignidad y derechos”. Una lectura simple
y rápida de este artículo nos termina por inspirar y convencer que
efectivamente los creadores de dicha frase estaban convencidos que realmente en
Chile todos tenemos los mismos derechos… y deberes. Y no es tan así, porque
(como dice una canción) todo depende…
Abramos
la discusión con un dicho popular que todavía se escucha: “En este país, cuando un pobre se roba una gallina le dan 3 años de
cárcel… en cambio a otros no les pasa nada…”. Y al parecer esto es una
realidad, ya que los últimos y connotados sucesos ocurridos a nivel nacional
así lo demuestran… Empresarios que han estafado a millones de consumidores
mediante distintas colusiones (farmacias, supermercados, productores avícolas,
etc.). Y ahí están, apenas pagando unas multas que no les hacen ni cosquillas,
pero ninguna sanción penal como debiera haber sido pues se trató de delitos
económicos. Que conste que lo que ellos percibieron vía colusiones valía más
que una gallina… Para arreglar un poco la cosa, los Sres. Políticos a la
carrera fabricaron una Ley que fue publicada con posterioridad a la comisión de
estos delitos, un poco para justificar su labor parlamentaria.
A
propósito de los Sres. Políticos: la ciudadanía ha sido testigo de los
megaescándalos protagonizados por algunos Senadores, operadores políticos y otros
personajes pertenecientes a partidos de distintos colores (de derecha a
izquierda), en los llamados casos PENTA, SOQUIMICH y CAVAL. Aquí, simplemente
algunos “honorables” hicieron uso de procedimientos poco éticos para el empleo
de recursos públicos que fueron destinados principalmente al financiamiento de
campañas políticas o, como en el caso CORPESCA, para uso personal. ¿Qué ha
pasado hasta ahora? ¡Nada! Ninguna sanción penal que sea proporcional a los
delitos cometidos. Solo “medidas cautelares”: arraigo nacional (no salir del
país), firma mensual y otras que realmente indignan a la ciudadanía.
La
sensación popular es que quienes ostentan el poder económico o político tienen
un trato diferente ante la Ley, y no se les aplican sanciones penales o sanciones
éticas al interior de sus respectivos partidos políticos. Por ello la molestia
generalizada: porque los poderosos poseen inmunidad ante todo. ¿Y qué hay del
trabajador, del empleado, del profesional, quienes quiebran la espalda para
llevar el sustento a sus hogares… tienen el mismo trato? ¡Definitivamente NO!
Por ello Chile se ha convertido en un país injusto, muy injusto.
Casos
concretos que han sido difundidos por la prensa escrita, radial y de TV:
# En el caso CAVAL, donde están involucrados el hijo
y la nuera de la Sra. Presidenta de Chile, finalmente es probable que no haya
ninguna sanción, solo cautelares. Recordar que el período de investigación se
extendió por un año más.
# En el caso SOQUIMICH el Fiscal Pablo Gómez (V
Región) ya anticipó que era difícil llegar a sanciones penales, también se
aplicarán solo medidas cautelares para los políticos involucrados (de izquierda
y de derecha). Quizás, el Sr. Fiscal no quiso dar señales de abanderamiento
político con uno u otro sector.
# La UDI asumió una “defensa corporativa” del ex
Senador Pablo Longueira, como una forma de demostrar poder frente a la sociedad
y ante a la Justicia.
# Don José Miguel Inzulza (socialista), ex Canciller
y actual agente de Chile ante el Tribunal de La Haya, el 14 de Febrero recién
pasado interrumpió sus vacaciones para salir en una desconcertante defensa
pública del Sr. Pablo Longueira (UDI), involucrado en el caso Soquimich.
Increíble, pues políticamente han sido siempre enemigos acérrimos,
especialmente por el tema de los derechos humanos. Esto demuestra que la “clase
política” transversalmente se cuida entre sí y después el discurso es otro.
Otro tema que preocupa
a la ciudadanía es la autonomía de los Poderes del Estado y de las
Instituciones persecutoras y fiscalizadoras. Desde siempre el Ejecutivo ha
presionado al Legislativo. El Ejecutivo y el Legislativo permanentemente envían
“mensajes” al poder Judicial. La designación de un miembro de la Corte Suprema
debe ser a propuestas del Ejecutivo. El Fiscal Nacional y el Contralor General
de la República son propuestos por el Ejecutivo y aprobados con cierto quórum
por el Legislativo.
Por otra parte,
constantemente Autoridades Administrativas de distinto nivel –incluidas las
comunales- sostienen “entrevistas” o “visitas” a los Jefes de las Instituciones
autónomas para hacer “lobby”, marcar presencia o simplemente hacer solicitudes
que les favorezcan en las resoluciones finales que se dicten. ¿De qué autonomía
estamos hablando?
Entonces, viene la
manoseada frase de muchos políticos y autoridades: “las Instituciones funcionan”. De que funcionan no cabe dudas, pero
no sabemos a ciencia cierta cómo funcionan.
De
verdad, los ciudadanos comunes y corrientes estamos decepcionados del doble
estándar que se observa en todas partes. Muchos llegan a altos cargos de
representación pública y se olvidan de la gente que lo está pasando mal.
Quizás
esta columna pueda ser una contribución al verdadero cambio que se requiere en
todas las estructuras. Basta de discursos, promesas y utopías. Para cambiar
Chile no se necesita crear más partidos políticos, ni más regiones, ni más
Comunas. Tampoco se precisa del aumento del número de senadores y diputados.
¿Para qué, para aumentar el gasto fiscal y para que todo siga funcionando
igual, con grupos que a nivel nacional lo único que buscan es el poder?
Mientras tanto ahí
estamos los trabajadores, observando cómo el Poder Legislativo se “abuenó” para
entregar un escuálido 4,1% de reajuste salarial en Diciembre pasado. O para
seguir esperando que un acto divino logre cambiar la perversa situación
previsional liderada por las AFP que cada día engordan con el dinero de los trabajadores,
quienes cuando jubilen tendrán una pensión miserable e indigna no acorde con el
esfuerzo que cada chileno realiza para hacer de nuestro país una Nación más
justa y fraterna.
Se
requiere que todas las personas que ostentan cargos públicos (desde los más
modestos) se concentren en crear bienestar y orden social que permita que las
familias se desarrollen en armonía y tranquilidad, para levantar a este querido
país de la condición en la que actualmente está.
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