Enviado por Luis Espinoza Olivares 17 diciembre 2015
El verdadero sentido de la Navidad… No es
precisamente la validación del consumismo, sino que es el recuerdo de un Niño que
trajo esperanza a un mundo convulsionado, como el de su época.
No es simple casualidad, pero sucede que terminada la celebración de Fiestas Patrias inmediatamente comienza la difusión publicitaria de Navidad, con una abierta y descarada invitación a comprar todo lo que se nos ponga por delante. Está claro que una demostración de afecto y cariño la constituyen los regalos, en los cuales está implícito un sentimiento de amistad que se ratifica con un obsequio. El tema es que no corresponde exagerar la compra de regalos, al extremo de quedar endeudados más allá de nuestras capacidades.
Navidad
debiera vivirse durante todo el año, con los sentimientos de buena voluntad,
bondad de corazón y esperanza en un mundo mejor.
Navidades
un tiempo de espera, es la expectativa del nacimiento de un Niño que traerá paz
y amor a todo el mundo, especialmente a los cristianos. Llega Jesús a
recordarnos que más importante que los regalos es el amor, la lealtad y la
justicia que podamos entregar a los demás. Tal vez el regalo más valioso es la
promesa de querer cambiar interiormente para mejorar nuestro mundo, cultivando
la humildad, la sinceridad y la autocrítica.
No
se necesitan tantos regalos para tener una Navidad feliz, no es necesario donar
el regalo más caro para expresar afecto por alguien. Navidad es la fiesta de
los niños, Navidad es el compromiso de cada ser humano de mejorar sus
sentimientos hacia los demás.
No
es necesario que los niños reciban en Navidad celulares, Tablet, bicicletas,
etc., cuando muchos de ellos permanentemente están en estado de abandono. Los
niños necesitan cariño, seguridad, comprensión y armonía. Un padre dirá a su hijo “te quiero mucho” y será
el mejor regalo que le pueda hacer. Lo material se destruye, se destroza: los
sentimientos y el amor, no.
Regalar afecto, cariño
y amor es la mejor demostración de buena voluntad que permita mejorar nuestro
mundo también tan convulsionado por la guerra, el crimen, la estafa, la
deslealtad, el odio, la traición, la inconsecuencia, el engaño, la mentira, la
prepotencia, la ambición, la falta de fe, esperanza y caridad.
Los
niños no desean tanto regalo material, quieren que diariamente sus padres les
entreguen cariño. En Navidad solamente deseamos robustecer los sentimientos de
amistad y de esperanza para construir un mundo mejor, libre de
descalificaciones, pelambres, calumnias, injurias y envidias.
No
más consumismo ni materialismo ateo, debemos recuperar la fe y la paz interior,
queremos una sociedad amable, respetuosa de las personas, libre de la esclavitud
de “tener más”.
Jesús
nació en un pesebre, pero con la dignidad de un Rey. Vivió materialmente pobre
y desposeído, pero rico en fe en Dios y en esperanza en un mundo en el que
reine el amor y la buen a voluntad.
Nuestro
mundo debiera ser una permanente Navidad, para que nuestros hijos y las
siguientes generaciones vivan en Paz y Alegría.
¡FELIZ
NAVIDAD PARA TODOS!
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