viernes, agosto 01, 2008

AMAR SIMPLEMENTE POR AMOR
Enviado por el corresponsal Marcelo Sepúlveda Oses el 29 de julio 2008
El Concepto que encarna, a mi entender, todas las acciones humanas y la existencia global de nuestra sociedad, es por excelencia el amor. Convivimos, a diario, con miles de sus manifestaciones, aunque, equivocadamente, de modo usual, dirigimos nuestra atención al amor de pareja, sobretodo en la etapa adolescente y juvenil, concentrándonos en aquella búsqueda natural de pareja validada en la escala valórica de nuestro modelo de sociedad. Estamos ciertos, que hoy por hoy, los modelos de relaciones interpersonales con afán de constituir un acuerdo de pareja han modificado sus patrones y estándares. Por lo cotidiano, los jóvenes no comprenden el concepto filial de entrega total hacia una sola persona exclusivamente. Un rasgo común, en las nuevas generaciones, dice relación con la constitución de parejas sin un afán de fidelidad, menos aún comprometerse para toda la vida. De este modo, los jóvenes experimentan relaciones de pareja de poca duración, muchas veces, sin comprometer un lazo afectivo profundo vinculado al sentimiento del amor. Creo visualizar en esta nueva conducta particular de la vida juvenil variadas motivaciones derivadas desde el individualismo extremo, el egocentrismo y la corta duración de las relaciones de parejas contemporáneas, un dato relevante considera la gran cantidad de matrimonios que optan por el divorcio y la desvinculación de aquellos que un día manifestaron un amor para toda la vida, por consecuencia, este vínculo pierde validez.
Pero el amor, este sentimiento que se anida en el corazón humano, el que nos distingue de todas las demás especies, convive a diario en nuestra existencia. ¿Cómo no amar a la madre que nos regaló la vida, a quien me ayudó en un momento de dificultad o desgracia? ¿Cómo no amar el obsequio de la vida misma? ¿Cómo no amar a las palabras que brotan de tu boca, los besos incontaminados de los niños?
Seguramente, hemos modificado nuestras conductas y acciones relativa al sentimiento amatorio, pero continuamos guiados por su vigencia cotidiana. Todo ser humano reconoce, en algún momento de su vida, la sensación vívida de amar o ser amado.
En ocasiones se señala a los poetas y su encarnación del amor en el verso. Los poetas amamos como cualquier mortal, nuestro rasgo distintivo se manifiesta en la búsqueda afanosa de la palabra certera que reconozca la presencia sublime del amor. Amar es dar todo de sí por la persona amada. Amar es encontrar refugio donde guarecerse, esperar la muerte tranquilo y quieto, pues hemos derramado amor sobre esta tierra. No perdamos tiempo, podemos amar a Dios, a la patria, a nuestros hermanos animales, como decía San Francisco, al reino vegetal, al agua y al sol. La creación misma del universo es un acto total de amor, vayamos por la vida amando profundamente.

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