miércoles, agosto 27, 2008

LOS JÓVENES EL ALCOHOL Y LAS DROGAS
Enviado por el profesor Marcelo Sepúlveda Oses el 27 de Agosto 2008
Nuestra sociedad contemporánea presenta elevados indicadores de desarrollo, progreso y avances tecnológicos, medios de comunicación masivos que generan información casi instantánea, entretienen y moldean nuestro actuar en el diario vivir. Un ejemplo evidente se manifiesta en la realización de los Juegos Olímpicos, cita planetaria de un despliegue impresionante tanto a nivel de la organización y puesta en escena a cargo del país anfitrión, China, como en el espíritu deportivo y los valores representados por los atletas de diferentes partes del mundo: constancia, esfuerzo, dedicación plagaron 17 días de competencia.
Una inauguración y cierre de la justa deportiva brillante, lúdica y de integración de razas, religiones y corrientes políticas diversas, Juegos que nos llevan a olvidar, la guerra velada en Georgia, invasiones militares en diferentes puntos del planeta, el tráfico y consumo de drogas ilícitas, el alcoholismo epidémico que genera deterioro del núcleo familiar, infinidad de muertes y secuelas graves producidas por conductores ebrios en las carreteras y calles del planeta.

Aterrizando el eje central de nuestra columna, hoy por hoy, no se condice el desarrollo general de la sociedad y aquellas muestras de destreza, habilidad y talento deportivos de los últimos Juegos Olímpicos con la vida cotidiana de nuestros jóvenes, en ellos, en un alto porcentaje, reina la regla genérica del menor esfuerzo, del facilismo extremo. Más preocupante aún, el uso del tiempo libre de nuestros adolescentes y jóvenes no siempre es utilizado de manera productiva y eficiente.

Al realizar la sumatoria: Tiempo libre, medios de comunicación que potencia el erotismo y conductas moralmente cuestionables, consumo extremo de alcohol y drogas podemos concluir que un importante número de jóvenes equivocan sus decisiones, encaminan el crecimiento personal ligados a anti-valores y conductas erróneas. Por consiguiente, es imperativo educar, informar y denunciar. Acompañar a las nuevas generaciones en el proceso de crecimiento, en la conformación de una escala de valor intachable e incorruptible.
Cuando los tibios rayos del astro padre anuncian la próxima primavera y septiembre ilumina la patria con banderas, volantines y fiesta, es perentorio proponer un debate serio e informado al interior de la familia, la escuela, los medios de comunicación y la sociedad en conjunto sobre drogadicción y alcoholismo: tráfico y consumo, efectos físicos perniciosos, deterioro psicológico y mental, destrucción del núcleo familiar. Proponer, en la conversación cotidiana, como tema de interés general la prevención sobre el consumo de drogas y el alcoholismo. Recuperemos el momento de encuentro familiar al crepúsculo, aquel espacio que nos han robado las telenovelas, seriales que en términos éticos y morales dejan mucho que desear.
Marcelo Sepulveda Osses

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