lunes, mayo 08, 2017

EL SOL, PADRE OMNIPOTENTE

Recibido de Marcelo Sepúlveda Oses el 09 mayo 2017
fotomarcelo
El sol aparece errático entre la bruma de la mañana, es otoño en este lugar del mundo, las hojas de los árboles crean un manto abrigados para la tierra, mientras una gotas de lluvia viene a regar el campo donde germina la semilla. Aquí, en el confín del mundo pleno de árboles, frutas y jardines, podemos aceptar vivir en el paraíso del sur junto a las más variadas especies vegetales quienes otorgan vida a nuestra sociedad.

Quisiera ser un mago prestidigitador y señalar que caminamos hacia un equilibrio fortuito entre reinos conocidos: animal, vegetal y mineral, pero al parecer no es así, algo nos engaña, algo no es correcto, algo impacienta nuestro espíritu, pues el medio ambiente, material, social, cultural, religiosos, político, entre tantos otros, convive con la frustración, a pasos de la guerra, la contaminación y la destrucción del medio; entonces algo deberemos hacer, algo nos invita a reflexionar y proponer alternativa de cambio y desarrollo sustentable, sin dañar la tierra a nuestro alrededor.
La mesa está servida, pero no todos están invitados a comer, hay quienes no disponen de los medios para alimentarse, hay quienes requieren una mano amiga que sea solidaria y caritativa, hay quienes necesitan un trabajo que dignifique su existencia sobre el planeta y se encuentran a menudo, con el rechazo y la negativa de aquel que ofrece una oportunidad laboral. Gracias al cielo, hoy en Chile, hemos disminuido la tasa de cesantía, nuestra política, a pesar de las equivocaciones y errores, mantiene su estabilidad democrática, pero existen lugares en la aldea global, que sobreviven en el caos y los conflictos sociales; qué más daría porque apareciera la paz y el encuentro para resolver los conflictos.

Vuelve el sol del mediodía a anunciar su presencia, escondido a hurtadillas entres las nubes pasajeras, es tiempo de enfrentar la crisis, aunar criterios para alcanzar el punto de equilibrio, disponemos de la tarde, en la categoría de tiempo y distancia en el universo, para acertar el crédito posible de un mundo mejor. A veces, el sol, desaparece y la oscuridad impone su manto de error o equivocación pues no podemos atender al mundo conocido en tres dimensiones; quizás, fuera de esta realidad material, habrá otras oportunidades de existencia para promover el camino hacia la armonía vital del ser.

El ser humano, requiere de los astros del universo para continuar con su quehacer en este mundo, dejar pasar cada estación en el calendario para disfrutar del verano, cuando es mérito o el invierno que ya se avecina, dependemos de la luna vigía tras el horizonte para que la tierra coordine su paso regular y en equilibrio, más aún, dependemos del ser humano para transformar el paraíso dado en gracia, pero no destruir las maravillas que se nos parecen frente a nuestra vista.

Y vino la tarde, y el sol miró hacia atrás y mi cordillera mostró su cara sonriente vestida de gris, pues la nieve viajó por ríos y canales regando en orgullo la siembra de estación. Hemos dicho, cuidemos el agua, vital elemento y escaso en estos días, cuidemos la tierra: Madre y maestra, protejamos a niños y jóvenes, quienes tiene las tareas de las próximas décadas, ellos serán la generación adulta que enfrente la sociedad del próximo tiempo.

Llegó la noche, al calor de la estufa nos preparamos para el descanso en el sueño placentero, a reponer fuerzas para comenzar un nuevo día y no sabemos si el sol estará allí para acompañarnos, es probable, pero no hay certeza.

Mientras el sueño nos conduce por pasadizos secretos, mientras la inconsciencia se hace presa de la razón, mientras estamos desvalidos y en letargo, puede aparecer la hermana muerte y cobrar la vida, por tanto hay que estar preparado y dispuesto, este es un camino innegable, seguro para todos y desconocido.

Dejemos que el sol realice su labor, que las hojas pinten el suelo de colores, que el trigo aparezca distinguido en tierra fértil, pues vendrá la harina y vendrá el pan a cada mesa, que las aves del campo construyan sus nidos y que el agua alcance a nuestro hogar.

Amanece, de nuevo, en el sur de todas partes, sigue siendo otoño, la madre se levanta para preparar la mochila de su crío, le da un beso en la frente y lo acompaña hasta la puerta del hogar, recomendando labor y tarea obligada en la escuela para ser mejor persona y buen ciudadano.

Los rayos de sol penetran, disimulados, los ventanales, el frío de la noche da paso al territorio cálido del nuevo mundo, es posible la esperanza, es posible el encuentro cálido entre seres queridos y aquellos que no lo son tanto, lo importante es que hoy, el sol amaneció despeinado, pero incólume ante su tarea cotidiana. Dejemos pasar el día, mañana, vendrá por añadidura.

Marcelo Sepúlveda Oses

No hay comentarios.: