martes, marzo 17, 2009


LA ETNIA MAPUCHE Y SU CULTURA

Enviado por Alejandra Gallero Urizar el 17 Mar 2009
"En este suelo habitan las estrellas.
En este cielo canta el agua de la imaginación.
Más allá de las nubes que surgen de estas aguas
y de estos suelos nos sueñan los antepasados.
Su espíritu dicen es la luna.
El silencio su corazón que late."
Elicura Chihuailaf (Poeta mapuche Contemporáneo)
El tiempo y los años transcurren y la etnia Mapuche sigue viva. Desde la “pacificación” de la Araucanía que terminó en 1891, a pesar de las guerras, de la intervención del hombre blanco, su relegación a reservas y comunidades, es uno de tantos pueblos originarios que han conservado más fuertemente sus creencias, costumbres e identidad.
Quizá sea su organización social la que ha permitido su conservación. El núcleo fundamental es la familia. El jefe de hogar es el hombre que trabaja fuera de la casa en la agricultura y el cuidado del ganado, especialmente ovino. La mujer, siempre ligada a las tareas domésticas y el cuidado de los hijos, también es la que conserva y crea contenidos y valores de su cultura, transmitiéndoselos a su grupo familiar.
La base de la autoridad de una comunidad mapuche, formada por varias familias a quienes los unen lazos de parentesco patrilineal y un territorio de propiedad común, es el lonko o jefe que corresponde al miembro de mayor prestigio. En la unidad de la comunidad influyen las instituciones religiosas y los valores morales, los que a su vez mantienen la cohesión de la cultura.
Desde el punto de vista religioso han llegado a establecer una nueva dimensión de lo religioso en una armonía que inserta tanto la religión católica, como los cultos evangélicos protestantes. Por sobre todo lo anterior, su identidad, su ser, es inseparable de la tierra, los animales, la naturaleza en una conexión que llega a niveles casi sagrados.
La Machi o shamán es la mediadora entre el mundo natural y el sobrenatural. Su instrumento para comunicarse es el kultrung, tambor ceremonial en el que aparece representado simbólicamente el universo en cuatro partes por medio de una cruz. En los cuadrantes superiores se representan figuraciones del cielo y en los inferiores, de la tierra. Esta oposición cielo-tierra, equivaldría a la dualidad masculino-femenino o a los ciclos de la naturaleza. El hombre mapuche se ubica en el centro del cosmos, donde convergen los cuatro puntos cardinales. Es la meli witrán mapu o tierra de las cuatro esquinas.
El cosmos mapuche además de esta ordenación cuatripartita, se estructura en un "arriba" y un "abajo". La región del cielo wenu mapu, está ocupada por conjunto de deidades que tiene a la cabeza a Ngnechen, rey o dueño de los hombres.
Los astros también constituyen deidades como killen (la luna), weñelfe (el lucero del alba), wanglen (las estrellas); ellas influyen sobre la machi en sus rogativas. En estas se invoca a seres desaparecidos de importancia.
Pillan es una deidad propia del oriente, que vive tras las montañas. El oriente no es solo el lugar donde nace el sol, la luna o las estrellas, sino representa el sitio desde donde emanan todos los poderes y las fuerzas capaces de asegurar la vida. Su invocación es lo fundamental en el ascenso hacia el mundo sacro. La ruka debe orientarse hacia ese punto, también la machi orienta el rewe (ícono mapuche hecho de madera) en ese sentido.
Los puntos norte y oeste, ubicados “abajo” se identifican en un sentido negativo; el primero por la procedencia de los vientos portadores del mal tiempo. El poniente es el punto en que muere el sol y van a reposar los difuntos.
ALGUNAS CEREMONIAS
En muchas de las ceremonias rituales mapuches y de acuerdo a la cosmovisión, se persigue la compensación de las fuerzas del bien (Ngnechen) con las del mal (weküfe). El primero significa vida y construcción, el segundo destrucción y muerte.
Entre las más destacadas, cabe señalar al nguillatun, ceremonia de rogativa, el machitun, ritual de sanación, el wentripantu o celebración del Año Nuevo, el día del solsticio de invierno, se podrían considerar también los ritos funerarios y de iniciación.
El machitun, es un rito de sanación que fue descrito ya en el siglo XVI por Pineda y Bascuñan en su obra El Cautiverio Feliz. Es una ceremonia propiamente de la machi y que consta fundamentalmente de tres partes:
El diagnóstico de la enfermedad; su expulsión y una revelación sobrenatural sobre esta sanación.
La machi realiza exámenes relativos a ciertos síntomas y evidencias del enfermo. También se hace el diagnóstico por revelación del más allá. En este contexto, los instrumentos utilizados por la machi son fundamentales, como en otras ceremonias, utiliza el kultrung y hace uso del rewe, subiéndose a él y explicitando el viaje de su alma a la tierra de arriba.
Es mucho lo que habría para contar sobre este pueblo que pertenece a nuestra etnia originaria y de los cuales creo, tenemos mucho que aprender.

Alejandra Gallero U.
parralina@yahoo.com

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