lunes, noviembre 17, 2008

EL MUNDO RURAL

Enviado por Marcelo Sepulveda Oses el 10 Nov 2008

Generalmente, al referirnos a los hombres y mujeres que habitan en el campo, aquellos que dedican su esfuerzo y dedicación a las tareas propias de la vida campesina, les tratamos, despectivamente, ridiculizamos su forma de hablar, costumbres y giros idiomáticos característicos.

Hoy quisiera permitirme reconocer y valorar el aporte fundamental que este grupo social entrega al desarrollo económico y sustento de nuestro país, ellos son los que cosechan la mayor cantidad de productos alimenticios y quienes en nuestra zona, conforman el eje motor de la economía.

Para quienes no conocen las tareas propias del trabajo agrícola consideremos los siguientes aspectos para acercarnos a una visión certera sobre las condiciones, manejo de la producción y experiencia necesaria para dedicarse a las faenas del mundo campesino: Levantarse de madrugada, cuidar y preparar la tierra, sembrar la semilla, desmalezar, regar, rondar de noche, preparar la cosecha y entregar el producto final, maíz, trigo o arroz, tomates, lechugas, papas y cebollas, entre otras muchas. Cuando disfrutamos en la mesa cualquier producto hortofrutícola, debemos reconocer a quienes dedicaron todo su empeño en esta sublime labor.

Es común escuchar a quienes viven en la ciudad ( incluso ciudades muy pequeñas) referirse a los campesinos como “Los huasitos” por destacar un solo epíteto despectivo utilizado, pero, amigos, consideremos que ese “huasito” siembra, produce y dispone los manjares que la tierra, bajo su paternal cuidado nos obsequia. Quizás, el hombre de campo, por múltiples y variadas circunstancias no recibió una educación sistemática completa y de calidad, pero la educación que brinda la experiencia práctica lo convierte en un especialista calificado y experto.

También así, el mundo rural guarda conceptos valóricos despreciados, lamentablemente, por la sociedad moderna y citadina. Destaquemos, por ejemplo, la seriedad y respeto caballero de la palabra empeñada; en el campo se cumple la palabra sobre manera, cualquier acuerdo asumido posee valor y compromiso. Otro concepto moral propio del mundo campesino: La solidaridad con el vecino, el compartir las penas y alegrías, sentarse a la mesa en comunidad, colaborar en las tareas imperiosas: “Hoy yo te ayudo, mañana me ayudas tú”.

Estimados amigos, creo pertinente subrayar, hoy, que es necesario demostrar respeto, admiración y reconocimiento a nuestros campesinos y su trabajo. Que todos, damos vigor y dinamismo a esta sociedad, que nadie sobra, que somos importantes, es por tal motivo que he pretendido valorar el esfuerzo de los trabajadores en el campo y sobre todo invitar a la comunidad en su conjunto a respetar y aceptar las características tan personales de los trabajadores agrícolas.

Marcelo Sepulveda Oses

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