Desde la Villa Reina Luisa del Parral, en el sur de chile, deseo referirme a Don Nicanor Parra, poeta, referente obligado para quienes damos los primeros pasos en el arte sublime de la palabra, maestro de innumerables generaciones, Profesor por vocación y decisión personal, según entiendo.
Seguramente, muchos coterráneos han dicho por fin, se hace justicia a nuestro escritor y digo nuestro, pues trasciende las fronteras de este amado Chile. Don Nicanor Parra recibe el Premio Cervantes, merecido sin lugar a discusión.
Como es su impronta, alejado de la farándula y los medios, guarda silencio. Muy de acuerdo, sus versos han escrito su historia, allí se abren senderos y caminos insospechados, otorgan luz a quienes pierden el tranco, irreverente cuando corresponde, cálido y amable con aquellos que buscan un consejo, una palabra, un gesto, un hermano saludo.
Desde esta tierra lejana, bajo el sol abrazador de diciembre, me sumo al saludo y reconocimiento por este merecido Premio.
Saludar a una familia de artistas, vecinos nuestros, quienes conocen muy bien del aplauso, pero también de la crítica ácida e hiriente.
En esta sociedad del siglo XXI hacen falta artistas de la talla y el temple de don Nicanor, aquellos que no transan, los creadores, inventores de nuevas formas, gladiadores sin tregua, seres elementales de mirada aguda, meridiano sentido estético y compromiso irrenunciable de trabajo sistemático.
No soy digno de hacer un análisis literario de su obra, ni proponer estudios teóricos de su quehacer poético, sólo sumar mi afecto y cercanía con quien marcha delante, aquel que abre horizontes, descubre puertas o ventanas, denuncia y critica, defiende con valor cada sentencia y es capaz de enseñar y formar a otros como su discípulo y aprendiz.
Chile debiera estar de fiesta, pero hoy las nuevas generaciones trafican otras preocupaciones, la poesía pareciera ser anticuada, aquella de los románticos enamorados, del verso frágil o la nota mediática.
Me sumo, a la distancia, donando estas breves líneas, celebrando el Premio otorgado a Don Nicanor Parra, ojalá en los Colegios, en las Escuelas y Liceos se planifiquen actividades, plan de clase, actos académicos u otros que reconozcan al Poeta y su mérito y sobre todo se promueva la lectura de su obra literaria.
La frase recurrente es “Chile, tierra de Poetas” este Premio, anunciado recientemente, viene a confirmar su significado.
Gracias Don Nicanor, gracias por demostrar a las nuevas generaciones, el rumbo y destino que se debe dar a la obra de arte, esta búsqueda inquieta y permanente de nuevas formas, de nuevas palabras y nuevo sentido, no todo está escrito, aún cuelgan de los andamios en la construcción de este planeta el significante preciso o el signo angular.
Qué viva la poesía y vivan los poetas, viva Don Nicanor, viva la palabra escrita o aquella que descansa junto a la berma, a este mundo moderno le hacen falta poetas.
Marcelo Sepúlveda Oses
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