UNA OPINIÓN / LA URGENTE NECESIDAD DE EDUCAR
Enviado por Luis Espinoza Olivares el 01 Noviembre 2009
La urgente necesidad de educar a la juventud en la afectividad y el amor. Nuestra actual sociedad chilena simplemente ha trivializado un asunto que afecta directamente a la juventud chilena: la actividad sexual y sus consecuencias. Para ello, es altamente conveniente que los adultos -en forma responsable- comencemos por pensar en una planificada educación de los sentimientos, de las emociones y del impulso sexual.
Para nadie es un secreto que la sociedad chilena actual está experimentando una absoluta libertad en materia de prácticas sexuales (casi rayana en el libertinaje). Ello ha trascendido incluso a las altas esferas del Ejecutivo y del Parlamento, poderes del Estado que se han interesado fuertemente en materias relativas al ejercicio de las libertades sexuales de los chilenos. Temas tales como la “píldora del día después”, el aborto, el reconocimiento social a las minorías sexuales y otros tantos, confirman que la preocupación social y política se ha instalado en el debate nacional.
Por otra parte, sabido es que un porcentaje alto de nuestros jóvenes (por desinformación o desorientación) ha relativizado este tema. Repito: un porcentaje de los jóvenes tiene una activa vida sexual, lo que se refleja en las propias estadísticas oficiales que señalan un aumento del embarazo adolescente y una disminución de la edad promedio del inicio de las relaciones sexuales. Más que un tema estadístico debemos mirarlo como una situación de índole valórica.
Aquí está el tema: los adultos mayoritariamente no estamos observando esta problemática juvenil desde el punto de vista valórico, simplemente nos hemos quedado en el componente social. Botón de muestra: ante el embarazo adolescente muchos adultos (incluidas autoridades e Instituciones públicas) simplemente se limitan a recomendar el uso de preservativos (léase “condones”), de una manera poco responsable. Otro ejemplo: en la actualidad (estando aún en etapa de investigación científica) no hay reparos para impulsar el masivo uso de la píldora del día después. No pretendo afirmar sí es o no abortiva: solo quiero plantear que, si algunos científicos han concluido que es abortiva, debiéramos esperar a que se compruebe finalmente cuál es el efecto final de este fármaco y no recomendarlo para su uso generalizado. En todo caso, este tema (al igual que tantos otros) debe pasar por una discusión generalizada de los ciudadanos y no imponer normas desde las cúpulas directivas: eso es la democracia, no solamente marcar una raya en un sufragio cada cierto tiempo.
Volvamos al tema inicial. ¿Estamos los adultos orientando adecuadamente a la juventud en el tema de la sexualidad? Francamente considero que la mayoría de los padres no se atreve a conversar esta temática con sus hijos, ya sea por falta de confianza y de comunicación. No puede ser por falta información. Lo concreto es que a los niños y jóvenes debe orientárseles desde el hogar (y luego en el Colegio) acerca del sano ejercicio de la sexualidad. Claro está que el punto de partida es el desarrollo de la afectividad y la capacidad de amar integralmente. Este es el punto: afecto y amor hacia la persona con quien responsablemente se tiene una relación carnal. La relación sexual debe ser producto del amor incondicional entre dos personas del sexo opuesto: no hay doble lectura.
Además, los adultos debemos enseñar a los jóvenes que, para que dos personas del sexo opuesto tengan una relación sexual, lo deben hacer de manera totalmente responsable. Entre estas personas debe existir madurez física y psicológica, como también ser capaces de hacerse totalmente responsables del fruto de esta relación. No es posible que dos adolescentes traigan al mundo hijos, en circunstancias que no están preparados para alimentarlos, vestirlos y educarlos. Generalmente son los abuelos quienes se hacen cargo del recién nacido, creando más dificultades al grupo familiar.
Quiero ser claro: debemos defender el derecho a la vida. Ello significa rechazar absolutamente el aborto. Para no llegar a este punto, los padres deben educar a los hijos adolescentes para evitar los embarazos no deseados. Hay que establecer procedimientos preventivos, entre los cuales EL PRINCIPAL ES LA EDUCACIÓN Y LA COMUNICACIÓN AFECTIVA. No debemos quedarnos en distribuir preservativos a granel o en ofrecer “píldora del día después”. Quedarse solo en esta alternativa implica un fracaso en la educación de las personas. Nuestros jóvenes esperan que los adultos les entreguemos orientaciones claras, para que puedan construir responsablemente su propio proyecto de vida.
Luis Espinoza Olivares.
Para nadie es un secreto que la sociedad chilena actual está experimentando una absoluta libertad en materia de prácticas sexuales (casi rayana en el libertinaje). Ello ha trascendido incluso a las altas esferas del Ejecutivo y del Parlamento, poderes del Estado que se han interesado fuertemente en materias relativas al ejercicio de las libertades sexuales de los chilenos. Temas tales como la “píldora del día después”, el aborto, el reconocimiento social a las minorías sexuales y otros tantos, confirman que la preocupación social y política se ha instalado en el debate nacional.
Por otra parte, sabido es que un porcentaje alto de nuestros jóvenes (por desinformación o desorientación) ha relativizado este tema. Repito: un porcentaje de los jóvenes tiene una activa vida sexual, lo que se refleja en las propias estadísticas oficiales que señalan un aumento del embarazo adolescente y una disminución de la edad promedio del inicio de las relaciones sexuales. Más que un tema estadístico debemos mirarlo como una situación de índole valórica.
Aquí está el tema: los adultos mayoritariamente no estamos observando esta problemática juvenil desde el punto de vista valórico, simplemente nos hemos quedado en el componente social. Botón de muestra: ante el embarazo adolescente muchos adultos (incluidas autoridades e Instituciones públicas) simplemente se limitan a recomendar el uso de preservativos (léase “condones”), de una manera poco responsable. Otro ejemplo: en la actualidad (estando aún en etapa de investigación científica) no hay reparos para impulsar el masivo uso de la píldora del día después. No pretendo afirmar sí es o no abortiva: solo quiero plantear que, si algunos científicos han concluido que es abortiva, debiéramos esperar a que se compruebe finalmente cuál es el efecto final de este fármaco y no recomendarlo para su uso generalizado. En todo caso, este tema (al igual que tantos otros) debe pasar por una discusión generalizada de los ciudadanos y no imponer normas desde las cúpulas directivas: eso es la democracia, no solamente marcar una raya en un sufragio cada cierto tiempo.
Volvamos al tema inicial. ¿Estamos los adultos orientando adecuadamente a la juventud en el tema de la sexualidad? Francamente considero que la mayoría de los padres no se atreve a conversar esta temática con sus hijos, ya sea por falta de confianza y de comunicación. No puede ser por falta información. Lo concreto es que a los niños y jóvenes debe orientárseles desde el hogar (y luego en el Colegio) acerca del sano ejercicio de la sexualidad. Claro está que el punto de partida es el desarrollo de la afectividad y la capacidad de amar integralmente. Este es el punto: afecto y amor hacia la persona con quien responsablemente se tiene una relación carnal. La relación sexual debe ser producto del amor incondicional entre dos personas del sexo opuesto: no hay doble lectura.
Además, los adultos debemos enseñar a los jóvenes que, para que dos personas del sexo opuesto tengan una relación sexual, lo deben hacer de manera totalmente responsable. Entre estas personas debe existir madurez física y psicológica, como también ser capaces de hacerse totalmente responsables del fruto de esta relación. No es posible que dos adolescentes traigan al mundo hijos, en circunstancias que no están preparados para alimentarlos, vestirlos y educarlos. Generalmente son los abuelos quienes se hacen cargo del recién nacido, creando más dificultades al grupo familiar.
Quiero ser claro: debemos defender el derecho a la vida. Ello significa rechazar absolutamente el aborto. Para no llegar a este punto, los padres deben educar a los hijos adolescentes para evitar los embarazos no deseados. Hay que establecer procedimientos preventivos, entre los cuales EL PRINCIPAL ES LA EDUCACIÓN Y LA COMUNICACIÓN AFECTIVA. No debemos quedarnos en distribuir preservativos a granel o en ofrecer “píldora del día después”. Quedarse solo en esta alternativa implica un fracaso en la educación de las personas. Nuestros jóvenes esperan que los adultos les entreguemos orientaciones claras, para que puedan construir responsablemente su propio proyecto de vida.
Luis Espinoza Olivares.
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