lunes, abril 19, 2010

AMOR A LA LIBERTAD E INDEPENDENCIA
Enviado por Marcelo Sepulveda Oses el 16 Abril 2010
Cuando disponemos de un bien o un valor, damos por sentado que existe y está ahí accesible a nuestro entero arbitrio, pero al momento de perderlo o expirar su beneficio nos damos cuenta de su mérito y valía.

Nuestra Constitución de la República asegura que toda persona nacida en el territorio nacional es libre. Algunos filósofos señalaron “mi libertad termina cuando nace la del otro”, diferentes formas de analizar un mismo concepto, preceptos diferentes ante una realidad. En lo concreto, cada chileno y chilena puede reconocerse libre y soberano sometiéndose al amparo de la ley vigente.

Hoy en día, en los colegio, le enseñamos a los niños y jóvenes a respetar la libertad de cada uno, a imponer respeto a los otros, a no coartar el ímpetu y el interés adolescente, los cuestionamientos que realizan ante las imposiciones y reglamentos de la sociedad adulta para con las personas e instituciones. Aquí, en la escuela, practicamos la libertad y enseñamos los valores de cada deber ciudadano.

Libertad, bien superior, derecho inalienable y sagrado. En Chile del 2010 podemos circular por todo el país sin limitaciones, profesar el credo y religión que se desee, elegir el colegio para nuestros hijos, realizar compra-venta según el propio criterio, ver y/o escuchar la programación de radio, televisión o cine que cada uno elija, vestirse y soñar el mundo de los colores que tu mente y fantasía propongan.

En el año del Bicentenario, debemos agradecer a muchos hombres y mujeres que trabajaron e incluso dieron su vida por la libertad nacional y la vida independiente que hoy disfrutamos. La emancipación se produjo en un mundo distinto al actual, de esclavitud y absoluta dependencia, entonces, fue común para muchos países buscar y anhelar liberarse. La colonización generó territorios dependientes de países europeos que imponen su particular forma de gobierno, leyes, decretos, dogmas y reglamentos de convivencia, pero, visionarios y rebeldes quisieron un país libre y soberano, así Chile buscó con entereza y dedicación, valor y gallardía, fuerza y empuje la libertad de un país independiente.

A partir de lo expuesto, es menester enseñar a los niños y jóvenes la historia, reconocer los acontecimientos fundacionales del Chile moderno, apelar a nuestros deberes y derechos, compromiso con tratados y derechos internacionales que velan por la vida de las personas desde el vientre materno, a promover la educación para todos los niños y jóvenes, derecho a alimentarse, a un techo donde vivir y al impero de la ley en todas las formas y acciones humanas.

Demos valor a la libertad, soñemos un país en el que todos disfrutemos del progreso y bienestar, tenemos derecho a expresar nuestros puntos de vista personales, asumiendo, responsablemente, como propias cada una de las opiniones y acciones que realizamos.

Las aves del campo y el resto de los animales van por el mundo libres, aunque el hombre, para su beneficio, muchas veces los encierra y controla. El hombre genérico de este tiempo debe cuidar y resguardar la libertad, Chile aparece en el concierto mundial como un país soberano, donde cada uno de sus habitantes está resguardado por el Estado y sus Instituciones quienes facilitan y protegen el bien superior de la libertad.

En estos días de dolor y temor ante la adversidad, comencemos a disfrutar la fiesta de la libertad, estos doscientos años independientes de cualquier gobierno u autoridad extranjera respetando a todos quienes fundaron un País y Nación, un Estado y una Patria. En Chile del 2010 hay espacio para cada chileno y chilena, nadie sobra, todos somos importantes y valiosos.

Marcelo Sepulvea Oses

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