Recibido de Marcelo Sepúlveda Oses el 11 octubre 2016
Ser profesor, en los tiempos que vivimos, significa esfuerzo, dedicación, compromiso y empeño, intentar ser un aporte para la comunidad educativa donde nos desempeñamos, atender las necesidades de cada uno de nuestros estudiantes, acompañar en la infancia y el proceso de formación juvenil, responder a los requerimientos de la sociedad moderna, estar atentos a los cambios y transformaciones que el sistema educativo, pedagógico y curricular dicta desde el nivel central, representado por el Ministerio de Educación y promover al interior de la sala de clase un ambiente propicio para la enseñanza y revisar, permanentemente, nuestras prácticas educativas. Ser Profesor en el Chile de hoy, implica un desafío cotidiano y responder a las necesidades específicas de cada realidad concreta, no descansar hasta que todos nuestros estudiantes adquieran las mejores competencias académicas para enfrentar el mundo futuro, actuar en la vida adulta y desarrollarse y crecer bajo el amparo de una buena enseñanza.
El maestro requiere respeto ante su labor educativa, que nuestros alumnos y alumnas dispongan atención a todos y cada uno de los aprendizajes propuestos, que enfrenten los desafíos, descubran una vocación y asuman el compromiso de educarse para ser promovido de curso y más aún, resolver los cuestionamientos de una sociedad vertiginosa, en constante cambio y conectada en red global de conocimiento e información.
El Profesor debe ser un modelo a imitar por sus estudiantes, enseñar en el afecto, investigar las nuevas propuestas pedagógicas modernas, acompañar y guiar a sus estudiantes, estar comprometido con su vocación y oficio, desplegar todas sus virtudes, talentos y habilidades, promover una moral intachable, evaluar con rigor científico, reconocer la equivocación, aprender a escuchar al otro, prodigar armonía, paz y concordia al interior de su aula, planificar con certeza cada aprendizaje a enseñar, descubrir y develar el mundo donde nos corresponde vivir y actuar, emocionarse con el descubrimiento de sus pupilos, generar hipótesis de trabajo para concluir en nuevas teorías, organizar los tiempos pedagógicos destinados al aprendizaje de todos y cada uno de sus estudiantes y esperar el resultado de su labor en el largo plazo, pues la enseñanza logra su objetivo cuando el alumnos o alumna ya es adulto en su proceso de evolución personal.
Anhelamos para nuestros Profesores un trato digno y congruente con la delicada labor que el docente debe realizar, un reconocimiento social sobre su desempeño, agradecer, públicamente, su rol educativo, cultural y formador de las nuevas generaciones.
A través de este medio, deseo dedicar un gran saludo a los Profesores de Retiro, Parral, Longaví y Ñiquén en su día el próximo 14 de octubre. Destacar su valioso desempeño en la Educación Pública Municipal, Particular subvencionada y Particular, reconocer el compromiso y dedicación asignado en la labor docente, que nuestras autoridades locales y de nivel nacional propongan las mejores estrategias para atender los requerimientos que los profesores indican sobre la mesa, alcanzar acuerdos para restituir las deudas que se mantienen con los profesores, fomentar el diálogo para encontrar acuerdos.
Qué los profesores imitemos al gran Maestro Constructor, al señor Jesús que fundó una Iglesia asentada en sus 12 discípulos, aquellos que Él educó en la pedagogía del amor, que cuando nos llamen maestros, humildemente, aceptemos esta tarea bajo el amparo de nuestra formación cristiana.
El Profesor se debe reinventar cada día, siempre existe un nuevo aprendizaje por lograr, resolver un nuevo problema, guiarse, en su labor, por la cordura, el acierto y la templanza.
Feliz día del Profesor, nuestra sociedad nos demanda y debemos estar disponibles en cada momento para cumplir con nuestra obligación en el proceso de enseñanza aprendizaje de nuestros
Marcelo Sepúlveda Oses
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