No sin preocupación, estamos dándonos cuenta que el conflicto estudiantil no anuncia resolución en el corto plazo. Hemos constatado un diagnóstico evidente: Hoy en día, en Chile, el sistema educacional expone una profunda y consistente crisis. Opiniones y puntos de vista, de diferente índole, aparecen nominados a diario en los medios de comunicación. Alumnos, Profesores y apoderados movilizados. El gobierno y las autoridades preocupados o desatentos a las señales que el mundo social está exponiendo. Marchas, tomas de colegios, huelgas de hambre. Discusión y análisis de la situación bajo el amparo de numerosos criterios, temas generales y transversales sobre el problema en educación y sus posibles soluciones.
A estas alturas, creo, no se trata sobre quién tiene la razón o es depositario de la forma para superar esta crisis, quién está actuando bien o mal, cuál es el camino de posible acuerdo, sino más bien, cómo fortalecemos la educación de niños y jóvenes en Chile, proponer y planificar estrategias remediales ante el diagnóstico lapidario que se nos presenta.
Durante mucho tiempo se culpó a los Profesores y Maestros sobre la mala calidad de la educación, pero al parecer, hoy se toma acuerdo que existen otros agentes involucrados: La familia no cumple un rol activo y consciente de acompañamiento a sus hijos, descubrimos, en los estudiantes, falta de motivación ante el desempeño académico, aplicación de la ley del menor esfuerzo: No existe hábito de estudio, fracasamos en la comprensión lectora (base de sustento para la adquisición de cualquier nuevo aprendizaje o contenido) somos incapaces de resolver problemas en situaciones particulares, no contextualizamos los aprendizaje para entender mejor el sentido profundo del proceso de enseñanza escolar regular, nuestros estudiantes estudian y preparan materias según el horario de cada día y no se integran los contenidos mínimos obligatorios como un todo interrelacionado e interdependiente, no utilizamos los elementos tecnológicos como un medio de apoyo a la actividad pedagógica, no se promueven valores, buena convivencia y comportamiento apropiado en las relaciones sociales, entre muchos otros.
Es prioritario sentarse a discutir, analizar y concluir soluciones consensuadas, definir caminos de acción inmediata, focalizar el sentido de la educación de calidad a la que aspiramos y no esconder la cabeza ante lo evidente o atentar contra los otros de manera violenta. Todos los ciudadanos tenemos opinión y argumentos fundacionales para mejorar y optimizar la educación. Es necesario, proponer, fijar una ruta de trabajo, aceptar la opinión del que piensa distinto, pues el valor superior que nos convoca es de vital argumento. Nadie puede restarse o ser discriminado, cada uno asume su grado de responsabilidad, este es el momento histórico que nos corresponde enfrentar en post del bien común y el desarrollo de la sociedad.
Discutir sobre educación no es un tema menor, no podemos hacerlo con liviandad ni falta de rigurosidad, nos exige compromiso, vocación y talento,, mucho afecto y esfuerzo individual.
Escuchamos: Fin al lucro, des-municipalizar, mejorar la calidad, aumentar el financiamiento estatal de la educación, entre muchos, pero considero que ante estos temas y otros, se requiere un análisis científico y una argumentación académica documentada. Ningún cambio, modificación o estrategia de solución puede ser implementada sin rigurosidad y criterio de totalidad, esto es consignar todas y cada una de las variables para conseguir mejorar concretas.
Educar significa: Guardar la información, los conocimientos, la ciencia y el arte para traspasarlos a la generación más joven, la que reemplazará a los hombres y mujeres que hoy tienen la responsabilidad sobre sí mismos.
Se nos solicita paciencia y comprensión ante los hechos cotidianos, pero me doy cuenta que cada minuto cuenta y que la mayoría sostiene su propio punto de vista sin dar la oportunidad al otro de compartir conclusiones en común.
Manos a la obra, este es un problema que nos convoca y reúne a todos, un problema de todos.
Marcelo Sepúlveda Oses
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