Miro por la ventana y veo el agua paseándose sobre mi ciudad, quizás en un rato más lloverá, es una posibilidad y no una certeza concreta. Aguardo las frutas de verano, jugosas y deliciosas, pero, también es una posibilidad y no una certeza real.
Transito por las dependencias de mi querido Liceo Guillermo Marín Larraín ex C 36 de Retiro u observo la fachada destruida del Liceo Federico Heise ex B-30 de Parral y pienso en la reconstrucción, aquellos sueños que comparten cientos de estudiantes, apoderados, profesores y funcionarios y, lamentablemente, es una posibilidad, algo que, probablemente, puede ocurrir, pero que nadie nos ha podido señalar, demostrar y convertir en una certeza. Sumamos proyectos, documentos, reuniones, discusiones y propuestas varias… Aún, a pesar del tiempo transcurrido, nada concreto, ninguna certidumbre, ni un ladrillo sentado en cemento.
No deseo referirme en detalle a los aspectos técnicos, a la burocracia, a las malas decisiones o cualquier otra razón, fundamentada o no, me pronuncio ante la cruda realidad: Debemos continuar esperando. Nos piden paciencia, esperanza o qué sé yo…
Mis alumnos preguntan: “Bueno y el Liceo nuevo cuándo?” y nosotros, Profesores reafirmamos: “Y el Liceo cuándo…?” y los padres y apoderados, consultan: “y el Liceo Cuándo…?” Entonces, nos golpeamos contra el muro, mordemos la rabia, especulamos y sin más, hay que esperar…
Comenzamos un nuevo día de clases, aquí estamos, dispuestos a mejorar los aprendizajes de jóvenes y jovencitas de Retiro y Parral, ampliar la cobertura curricular, acompañar a estudiantes del “Chile Solidario”, el “Programa Puente” y tantos otros, improvisar estrategias para revertir la tan injusta brecha que separa a los pobres y humildes de aquellos que disponen de medios económicos. Ya mojarse a la intemperie durante el otoño y el invierno o sufrir el calor abrazador en épocas calurosas es un detalle, una anécdota. Seguramente, hay otros alumnos que sufren mayores penurias y dificultades…
Reconocemos que no todo está perdido, que generarán los recursos que faltan para poder cumplir con estos dos emblemáticos proyectos de construcción, eso nos han dicho… que algún día estaremos trabajando en salas dignas y espacios adecuados para el aprendizaje y la formación de personas, pero continúa siendo un sueño, una posibilidad, ojalá ¡No, una quimera!
Fijan plazos que no se cumplen, hemos escuchado cientos de explicaciones, hemos trabajado con empeño, esfuerzo y empuje vital. Es la Unidad Educativa en conjunto que improvisa soluciones transitorias, desplegamos toda creatividad y raciocinio en beneficio de cada estudiante. Hemos aprendido a convivir en el rigor destemplado, en la marginación y las carencias de todo tipo. Podré preguntar: ¿Hasta cuándo?
Albergamos dignidad, orgullo por nuestros logros en condiciones difíciles y extremas; sueños, amigos y amigas, tantos sueños truncos, tantos sueños perdidos.
Vendrá la primavera, flores y colores, es probable y casi cierto, entonces, debiéramos ver puesta la primera piedra, eso nos acaban de señalar la semana pasada. Paciencia, paciencia, paciencia… Esperaremos hasta octubre y Dios me ampare, no tener que repetir: “Y el Liceo nuevo cuándo”
Marcelo Sepúlveda Oses
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