miércoles, junio 18, 2008

FAMILIA Y EDUCACION
(Enviado por el corresponsal Marcelo Sepúlveda Oses el 16 de junio 2008)
Hoy en día, la educación, en Chile, se sitúa como un tema central de discusión a todo nivel. Los jóvenes estudiantes de Enseñanza Media se movilizan y plantean sus demandas, el Colegio de Profesores ha convocado a una paralización nacional, el Gobierno presentó un proyecto de ley (LGE) que reemplace a la actual LOCE, en programas televisivos y de radio se discute, analizan y proponen posibles soluciones a las dificultades y problemáticas que afectan a la educación. Estamos ciertos, que ha llegado el momento crucial de replantear el horizonte de expectativas, prioridades y propuestas concretas para enfrentar la actual situación en el área de la educación.

El cuestionamiento obvio se concentra en ¿Qué educación queremos para nuestros estudiantes? ¿Cómo determinamos los rangos de calidad y equidad en la enseñanza regular? ¿Cuáles son las carencias y el déficit manifiesto en el actual Proceso de Enseñanza Aprendizaje? Estas y otras muchas interrogantes rondan la discusión general en el país. Las respuestas, dispersas en la diversidad de opiniones nublan el panorama. ¿Se trata sólo de inyectar recursos frescos en la Unidades Educativas? ¿Son los docentes de aula, quienes no encarnan las competencias mínimas necesarias para asumir el rol delegado de formador y maestro de las nuevas generaciones? ¿Por qué un segmento de la población escolar cumple metas, aprueba las mediciones nacionales implementadas por el Mineduc y asegura su inserción en la Educación Superior?

La cobertura curricular pretende alcanzar a toda la población en edad escolar, existen Planes y Programas, el Marco Para la Buena Enseñanza, planificaciones clase a clase en rangos de tiempo predeterminados, perfiles generales de competencia docente, evaluación docente, Proceso de acreditación como el AEP (Asignación de Excelencia Pedagógica) Redes de Maestros de Maestros, proyectos para mejorar la gestión educativa, entre muchos otros, que en el espíritu originad de su diseño e implementación pretenden mejorar la calidad y cobertura educativa calificando a nuestros escolares para la vida laboral y la resolución de problemas, jóvenes capaces de discernir y actuar con una moral intachable en su convivencia social y ciudadana.

La preocupación meridiana, que asalta a la vista, se refiere a, si como sociedad hemos logrado avanzar en todos los ámbitos descrito y muchas otras áreas atingentes a la problemática educacional del país: ¿Por qué no logramos avances concretos, perfectamente evaluables y que respondan a las necesidades particulares de cada ciudadano, su familia y el medio. Frente a esta constatación, es necesario destacar dos variables prioritarias, la familia y la motivación intrínseca de cada educando. En el hogar se practican habilidades, destrezas, conductas que en el Colegio de refuerzan, el hábito de estudio debe ser potenciado por los padres / apoderados o tutores, los Valores Fundamentales Transversales se adquieren en la convivencia, en el núcleo de la familia y pienso, modestamente, que si en el hogar, todos sin excepción, dirigimos nuestros esfuerzos para apoyar la labor docente y fortalecer la Educación podremos mirar el futuro con mayor optimismo. Así también, hoy hemos dejado fuera de esta columna el tema del lucro y el financiamiento de la Educación, elemento sensible y particularmente importante al momento de realizar propuestas e indicaciones.
Marcelo Sepúlveda Oses

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