martes, mayo 13, 2008

DISFRUTEMOS EL SUR DONDE VIVIMOS
(Enviado por el corresponsal Marcelo Sepúlveda Oses el 06 de mayo 2008)

Quienes somos habitantes del sur del continente debiéramos considerarnos privilegiados, bendecidos por el gran regalo del hábitat donde desarrollamos nuestra existencia. En este artículo, me he propuesto la tarea de reconocer a la tierra grande del sur que nos cobija. Por tanto, pretendo destacar las virtudes que transforma a esta parte del planeta en un pequeño paraíso para el deleite de quienes vemos y miramos las obras de arte de la naturaleza. Sólo es necesario centrar la atención en los fenómenos propios de cada época o temporada para maravillarnos. Un espacio cubierto de hojas en la estación otoñal. Por estos días, quién no ha transitado por una calle, avenida o camino vecinal plagado de hojas maduras que crujen al cobijar nuestros pasos, hojas amarillentas, naranja o en tonos verde musgo.

Quién ha descubierto una luna llena apareciendo tras el macizo cordillerano, una luna digna de poetas y cantores enamorados o viajemos en el recuerdo cercano cuando el río, la piscina o el estero nos invitan al relajo de un baño placentero. Qué decir de truenos o relámpagos en el original invierno furioso del sur. Flores de todos los colores y vestidos en primavera, el canto de las aves nocturnas o aquellas quienes anuncian la madrugada. Vayamos viendo y mirando el paisaje que nos rodea, el cambio sistemático y constante del paisaje y los seres vegetales y animales del medio ambiente que nos ha tocado en gracia.

No puedo olvidar la tragedia en Chaitén, lo pequeño que somos ante las demostraciones de fuerza de la naturaleza. Nuestros volcanes están allí, presentes desde miles de años, imponentes y majestuosos, quietos y en silencio, pero “en un abrir y cerrar de ojo” nos deslumbran con su majestuosa furia acumulada, llena de energía descargada desde el centro de la tierra, ese magma que lucha por salir a la superficie. Así también, la naturaleza nos impone sus conductas y criterios impredecibles, desconocidos. Desde esta tribuna, un saludo amigable y cariñoso para todos quienes se han visto afectados en este fenómeno natural del sur del sur.
Habitantes del sur, aprendamos a vivir en esta tierra de polos apuestos, de constantes modificaciones, disfrutemos lo que nos regala el paisaje y el medio ambiente, este hábitat tan especial, colorido y variado. La gente del sur guardamos, en el inconciente, los detalles magníficos de nuestro espacio original, el que apasiona y deslumbra al visitante con agua cristalina aún incontaminada, con glaciares milenarios, árboles añosos y especies originarias.

Amigos y amigas, el sur nos pertenece, el sur define nuestra existencia, el sur es una tierra donde se canta y disfruta la vida de hombre y mujeres hermanos de la tierra. Guardémoslo para las nuevas generaciones, demos valor a nuestro tesoro: El sur del confín extremo.

Marcelo Sepúlveda Oses

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